Urge el Estado
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Editorial
Las estrategias de seguridad que se implementan en el País para contener los hechos delictivos, principalmente los homicidios, no están funcionando. Los números de víctimas no han variado y a diario, en todo el País, sigue habiendo personas asesinadas.
Incluso, en los días en los que se conmemoraba el Día Internacional de la Mujer y en la que ellas salieron a las calles a reclamar más seguridad y más justicia, hubo en el País más de dos decenas de asesinadas.
El Gobierno ha argumentado su rechazo al uso de la fuerza pública, como ocurrió en el pasado reciente, para contener esos eventos violentos que siguen presentes en el País.
Su apuesta, la estrategia para convertir a México en un lugar seguro, dicen, es la de atender el problema de raíz para que no haya más hechos delictivos: el de mejores ingresos, más empleos y más educación.
Pero, ¿cuánto tiempo habrá que esperar para que la estrategia presente algún resultado? Y sobre todo, ¿cuánto tiempo deberán esperar la víctima, para considerar que las tragedias pasadas ha valido la pena?
La paciencia no es infinita y lo que la gente reclama es tener ya paz en sus vidas y en sus comunidades. Porque se percibe que nada ha estado funcionando.
Lo mismo piden la llegada de la Guardia Nacional para vigilar sus comunidades, que de la misma manera deciden convertirse en autodefensas para protegerse de los grupos armados.
Se ha visto en Guerrero o en Michoacán y ahora también en Sinaloa, en la comunidad de Agua Caliente de los Monzón, un poblado de la sindicatura de Tepuche, al norte de Culiacán, que ha decidido también organizarse para defenderse.
La gente reclama más seguridad y hasta ahora, el Estado, el local o el federal, ha estado imposibilitado para brindarla.
Sí, es cierto que la estrategia de seguridad anterior fue un desastre, por el número de víctimas que dejó. Sí, es verdad, que el número de víctimas sigue al mismo ritmo, y al País, ya le urge contar otra historia, la de un Estado presente.