Un país de irresponsables
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Editorial
En México nadie es responsable de sus actos, es más la responsabilidad es un acto ajeno, siempre de otros; la responsabilidad sirve para acusar y delegar, pero nadie se la apropia.
El Diputado federal Gerardo Fernández Noroña acaba de hacer una declaración en el pleno de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión que ejemplifica perfectamente la cultura de la “no responsabilidad” que ha arraigado en nuestro País.
“Los muertos de la pandemia no son nuestra responsabilidad”, dijo el legislador petista, uno de los políticos emblemáticos del gobierno de la 4T.
Y cuando un político mexicano de altos vuelos suele decir una parrafada como esta, generalmente ya tiene la lista de los “culpables” a los que va a culpar de la responsabilidad que se niega asumir.
En este caso, el legislador acusó a sus antecesores, a priistas y panistas, de haber dejado un sistema de salud en los “huesos”, y de paso los acusó de querer rentabilizar políticamente hablando el desastre en que se ha convertido el manejo de la pandemia en el País.
Lo cierto es que ni la 4T ni el resto de los gobiernos del mundo estaban preparados para enfrentar la llegada de un virus como el Covid-19, pero de eso a negar cualquier responsabilidad hay un mundo de diferencia.
Bien o mal, el gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador ha tenido la oportunidad de tomar decisiones antes de la llegada de la pandemia, y durante la crisis sanitaria, y desde el principio han tenido el apoyo de la sociedad para sacar adelante su estrategia.
Pero desgraciadamente los resultados son un desastre: el número de muertos y contagiados es infinitamente superior a lo pronosticado por ellos mismos, la economía ha sufrido un enorme daño y no se ve ninguna posibilidad de salir del atolladero, como no sea la aparición milagrosa de una vacuna.
Y ahora resulta que nadie es responsable del desastre.