Tiempos de guerra

Editorial
31 enero 2022

Ucrania se ha convertido en territorio hostil para la vida y la esperanza en el mundo desde hace unos meses. La nación insertada entre Europa y Rusia vive unos días de tensa calma, mientras las potencias se juegan su destino a los dados.

Marcada por su pasado como república de la Unión Soviética y por su ubicación geográfica, Ucrania se ha visto envuelta en un conflicto donde los actores son ajenos y donde su opinión apenas cuenta.

Sin capacidad militar importante y con la potencia militar rusa amenazando sus fronteras, Ucrania apenas puede levantar la voz, no forma parte de las negociaciones sobre su futuro y son Estados Unidos y Europa los que hablan por ella ante el gigante ruso.

¿Y qué quiere Rusia en Ucrania? Bueno, para empezar recordemos que los rusos ya le arrebataron un trozo de territorio a Ucrania, la famosa Crimea, una península que terminó separándose de Ucrania y después anexada a Rusia, algo que la comunidad internacional sigue sin reconocer, pero en su territorio ondea la bandera rusa.

Rusia desató el conflicto al darse cuenta que Ucrania podría unirse a la Unión Europea, lo que significaría que automáticamente la OTAN podría instalar sus bases militares en territorio ucraniano, algo así como instalar cohetes nucleares apuntando a Rusia.

Pero más que una amenaza militar, los rusos se niegan a perder influencia geopolítica en Ucrania, por temor a que otros países vecinos sigan el mismo camino, dejando a Rusia cada vez más aislada.

Ahora, Rusia no está sola en este conflicto, China e Irán la respaldan, otorgándole la fuerza necesaria para enfrentar el poderío militar de los europeos y Estados Unidos juntos.

El problema es que mientras las potencias juegan a las vencidas, el mundo permanece tenso, con miedo a vivir un nuevo conflicto militar con consecuencias económicas impredecibles.