Salvar el campo
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Editorial
Aunque hay otros sectores productivos en México que tienen un mejor rendimiento, sin duda, el campo sigue siendo fundamental para el País. Porque lo mismo produce para el consumo interno como para exportarlo y mejorar la balanza comercial del País.
Porque no hay duda que mucha de la producción agrícola mexicana llega a los mercados internacionales por la calidad que representa. ¿Alguien está hablando, por ejemplo, del Súper Bowl? ¿O alguien recuerda por qué los productores de Miami sostienen una guerra contra el tomate sinaloense?
Sin embargo, la forma en cómo se entregan los estímulos al sector agrícola, como ocurre en muchos países, ha cambiando en el actual Gobierno federal.
Los apoyos, que antes se dispersaban a través de diferentes programas, hoy, según las autoridades, se entregan de manera directa al productor, con el supuesto interés de privilegiar a los que menos tienen.
Pero hay otros sectores agrícolas que también dependen de esos estímulos para garantizar la producción y la comercialización y no se pueden quedar descobijados.
Para el Consejo Nacional Agropecuario, lo hecho hasta este momento por el Gobierno federal en materia agrícola, pone en riesgo de ir desmantelando poco a poco el campo, sobre todo, con un alto impacto en la producción de granos.
El campo mexicano sigue siendo vital para la producción nacional y sin lugar a dudas, sigue siendo también una actividad que contribuye a la identidad nacional.
Y es esa identidad a la que ha apostado el Gobierno federal de Andrés Manuel López Obrador, lo que debería conducirlo a revaluar la forma en cómo ha decidido apoyar al campo mexicano.
Sí, es verdad que en el pasado existieron muchos vicios alrededor de los recursos que se ejercían en la actividad agrícola y sí, era necesario una transformación en ese sentido. Pero ahora, también se hace necesario hacer una evaluación de los resultados obtenidos y virar hacia donde sea necesario, para que el campo mantenga su permanencia productiva.