Racismo, discriminación y abuso

05 junio 2020

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Editorial

La muerte de un afroamericano el lunes de la semana pasada a manos de la policía, en Estados Unidos, demostró una vez más que el racismo, en los tiempos modernos, sigue más vivo que nunca. Los ecos de la época de esclavitud siguen resonando no solo en ese país, sino en el resto del mundo.

En México, ese acto causó primero una indignación casi colectiva y luego se trasladó a un cuestionamiento de lo que pasa en el País: ¿existe el racismo entre los mexicanos? La opinión se dividió entre quienes sí lo reconocen y entre los que, como ha ocurrido en otras ocasiones, lo niegan e incluso llegan a argumentar su propia discriminación.
Y después ha llegado la noticia de un hecho, como otros tantos que ocurren en el País, de la detención de un albañil por no portar un cubrebocas en Ixtlahuacán de los Membrillos, municipio de Jalisco, por parte de policías municipales, el cual terminó golpeado y posteriormente perdió la vida en un hospital.

La empatía, aunque ha quedado de manifiesto en las redes sociales, no causa el mismo nivel de indignación que sí provocó lo ocurrido en Estados Unidos. Por el contrario, vuelve a dividir y a encontrar justificaciones a un caso de abuso de parte de la autoridad.
En México sí hay racismo y sí se discrimina y uno de los mecanismos que permiten identificar eso es precisamente el abuso de la autoridad hacia cierto sector de la sociedad. Porque esos abusos no ocurren con la misma frecuencia en un sector de los estratos más altos de la sociedad que lo que ocurre entre los estratos más bajos.

El nivel de racismo que se ejerce en Estados Unidos aún sigue siendo grave y la ventaja que tiene es que cuenta con mecanismos judiciales que permite la aplicación de la justicia. El nivel de racismo, discriminación y abuso en México es grave, y lo es aún más cuando las víctimas de ello no reciben justicia porque aún falta mucho por andar en el entramado judicial.

Sí, hay que indignarse por lo que ocurre en casos como el de George Floyd. Sí, hay que indignarse por casos como el de Giovanni López. Sí, hay que indignarse porque en México se segregue, se discrimine y abuse.