¿Qué hacer con el agua?
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Editorial
En las ciudades más grandes de Sinaloa, los organismos operadores de agua han logrado encontrar un punto de equilibrio en el que los ingresos obtenidos les permiten plantear y realizar inversiones para ampliar su capacidad de servicio.
En las ciudades más pequeñas de Sinaloa, los organismos operadores de agua han llegado a un punto en que sus finanzas están desequilibradas y cada quincena, deben pensar qué es lo que van a pagar: si la nómina o el servicio de energía eléctrica.
En ambos tipos de ciudades, hay ciudadanos que están conscientes de que lo que están pagando, aun cuando sea del Gobierno, es un servicio que contribuye a su bienestar. Y aunque en menor medida en las ciudades grandes hay también morosos, no se presentan en la misma proporción de la que registran comunidades pequeñas, donde los adeudos de los usuarios han complicado su operación.
En la medida en que los organismos operadores se han hecho eficientes para cumplir con el servicio, de la misma manera han especializado un sistema de cobranza que les permite ir por aquellos usuarios que deben el servicio y sobre todo, por las empresas morosas.
No ocurre lo mismo en el resto de los municipios de Sinaloa. Viven en un círculo vicioso, sin la capacidad de gestionar el uso de sus recursos, con una nómina alta sobre la que se acumulan adeudos, usuarios morosos y la incapacidad de establecer mecanismos que les permita recuperar esa cartera vencida.
¿Se debe cortar el agua a quien no pague el servicio? Seguramente quienes cumplen con el pago, puntualmente, del consumo de agua, reclamarán que se le suspenda a quien no cumpla.
Pero la Constitución Política mexicana señala en su artículo 4 que toda persona tiene derecho al acceso, disposición y saneamiento de agua para consumo personal.
Sin embargo, establece que el Estado y sus niveles de Gobierno, junto con los ciudadanos, deberán encontrar los mecanismos necesarios para garantizar ese principio.
Esa, precisamente, es una de las tareas pendientes en gran parte de Sinaloa y la crisis no solo la padecen los organismos, sino también sus usuarios.