Oportunidad perdida
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Editorial
Víctor Toledo, titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales es, o era, una “rara avis” en el Gobierno federal de la 4T, un funcionario que realmente creyó que le habían dado el puesto para hacer un trabajo y no una función meramente política.
Inmediatamente su quehacer chocó de frente con múltiples frentes, algunos de ellos dentro del mismo aparato de Gobierno, donde los intereses económicos de las diferentes secretarías lo último en lo que se interesan es en el cuidado del Medio Ambiente.
Esto no es ilegal ni raro en un mundo donde la economía es el centro de la vida moderna, es más, para eso lo pusieron ahí, para conseguir el equilibrio entre los intereses económicos y los medioambientales.
Toledo enfrentó los diferentes puntos de vista y tomó decisiones, hasta ahí todo bien, los problemas comenzaron cuando se hizo pública su manera de pensar.
Agobiado por la presión ejercida por otros secretarios, Toledo denunció en una reunión al interior del Gobierno federal, la presión que recibía de otros funcionarios y el escaso respaldo que encontraba en Presidencia.
Cuando sus dichos se hicieron públicos se hizo evidente que el Presidente Andrés Manuel López Obrador tenía dos opciones: destituirlo y confirmar la denuncia de Toledo o apoyarlo y apuntalar los esfuerzos en favor del Medio Ambiente.
El problema es que López Obrador decidió actuar como político y tomó las dos decisiones: lo apoyó públicamente y lo despidió internamente.
La defensa del defensor del Medio Ambiente hubiera quedado grabada como uno de los esfuerzos públicos del Presidente en favor de la impostergable política en favor de la naturaleza, que tanta falta nos hace.
En cambio, la salida de Toledo nos confirma lo que todo mundo piensa de la 4T: que le importa muy poco apoyar una política en defensa del Medio Ambiente.