No entienden
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Editorial
Los feminicidios en México se han convertido en un problema grave que se suma al de la inseguridad que se vive en el País. Y se trata de un problema mayor porque hasta ahora, no ha habido estrategia alguna que la contenga.
Y es grave, además, porque al igual que ocurre con los homicidios que se registran en México relacionados con la delincuencia organizada, muchos de esos casos se mantienen en la impunidad.
Las mujeres en el País han alzado la voz, han reclamado la seguridad a la que tienen derecho y que les ha sido robada no solo en la intimidad del hogar, sino también en los espacios públicos.
Han salido a protestar, han reclamado y se han hecho notar, porque la escalada de violencia no puede ni debe ir más allá de en donde actualmente se encuentra.
Y lo menos que deben esperar es la solidaridad de todos, en un reclamo de justicia y de espacios seguros para todas.
No vale ninguna comparación con otro tipo de delitos, como algunos hombres han intentado defenderse. No valen argumentos para intentar convencer que ellos también sufren del mismo problema. No es lo mismo.
Y por esa razón, ellas se han estado organizando, para que la sociedad en su conjunto valore el rol importante que tiene en la sociedad y las consecuencias que tiene cuando ellas se ausentan, o cuando a ellas las desaparecen.
Lo menos que se debe esperar de esa manifestación es la solidaridad de todos, incluido el Gobierno, en cualquiera de sus niveles, como un reconocimiento que tienen las mujeres en las diferentes actividades productivas y sociales.
No necesitan del permiso para expresarse, pero sí habría sido un aliento el respeto a esa manera de manifestarse y de exigir mejores condiciones de seguridad.
No valen expresiones como algunos gobernantes de Sinaloa, que por un lado expresan su supuesta solidaridad y por otro, se niegan a mostrar alguna señal de empatía.
Las mujeres están en su derecho a exigir una sociedad más segura, para ellas, para todos. Y Un Día Sin Nosotras deberá establecer una lección para que todos aprendamos la importancia de que donde quiera que estén, estén seguras, sin cortapisas. No hay razones para que las sigan matando.