Miopía institucional
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Editorial
Aglutinados en partidos según sus ideas, hay de todos los colores y con todos los nombres posibles, son los políticos.
Si algún biólogo se propusiera investigar a los políticos, seguramente encontraría un gen común en todos estos personajes de las sociedades de todo el mundo.
Y es que sorprende la facilidad para hacer declaraciones que no pasan el tamiz del sentido común; se pudiera decir que en todos los gobiernos los hay, sin importar el sitio geográfico en que se encuentren.
Viene a cuento esta introducción por la declaración del delegado en Sinaloa del Gobierno federal, Jaime Montes Salas, que no fue tan impactante el acto que se dio en Culiacán el 17 de octubre, ya conocido como el jueves negro.
Afianza su dicho en el hecho que solamente se han acercado a esa dependencia cinco personas a solicitar ayuda porque fueron víctimas de daños durante los hechos del 17 de octubre, que dejaron tres víctimas civiles muertas.
Se le olvida al funcionario que ese día y los siguientes Sinaloa estuvo en primera plana en todos los noticieros de México y el mundo.
No toma en cuenta la repercusión nacional e internacional que provocó ese también llamado operativo fallido.
Se puede equiparar esta expresión del funcionaria con la tan llevada y traída “son hechos aislados”, que lanzan los encargados de la seguridad ante hechos delictivos de alto impacto.
El hecho que poca gente se acerque a recibir ayuda no muestra el grado de impacto que generó esa jornada violenta; más bien refleja la desconfianza de las personas hacia el gobierno o la ignorancia de la existencia de esos mecanismos de ayuda.
Podemos comparar esa percepción oficial con la extorsión a comercios que sucede en Culiacán y Mazatlán y la autoridad niega su existencia porque ningún comerciante se acerca a denunciar.
Si la biología encontrara ese desafortunado gen, podría ser acusado de causar miopía institucional.