Medio ambiente
Con el proceso electoral en marcha de este 2024, pocas son las propuestas concretas que se presentan para el cuidado al medio ambiente. Porque en campaña, prometer no empobrece y si se trata de un título fastuoso, mucho mejor.
Por eso saltan ideas relacionadas con energías verdes, con energías renovables, que plantas de procesamiento de tal o cual cosa, que la agenda del COP 2024 y que se vuelven por lo tanto conceptos inaccesibles para la mayoría de la población, porque no alcanza a dimensionar su magnitud y porque además, no se relaciona con sus prácticas más próximas.
Por eso es que las políticas ambientales, como es el caso de México, terminan fracasando, porque por más foros de discusión sobre el futuro energético en México, el arroyo cercano al barrio donde habitan decenas de familias seguirá contaminado y generando problemas, porque para eso no hay solución.
Y ese es el principal problema de México, también: que los problemas ambientales, como la contaminación de cuerpos de agua, la deforestación, el uso indiscriminado del agua, que requiere de acciones pequeñas e individuales pero que significan un cambio sustancial, no son atendidos.
Y sí, son problemas muy complejos, pero ha sido más sencillo voltear a otro lado y pensar en cómo se generará energía no fósil que en cómo resolver la basura acumulada en los barrios a donde no llega el servicio de recolección, por ejemplo.
México aún tiene mucho por hacer en materia ambiental y ojalá que para la próxima administración y las próximas legislaturas, se preocupen por crear un marco legal no solo que sancione a quien afecte el medio ambiente, sino también, que cree las condiciones para empezar a cuidarlo.
Ojalá que el ánimo de las elecciones de 2024 dé para plantear cómo generar un cambio de lo micro, es decir, de la cuadra, del barrio, de la colonia, de la comunidad, que resuelva los problemas de la gente, esa que saldrá a votar. Ojalá que el ánimo dé, pues, para pensar en el medio ambiente.