Malos perdedores
Nuestros políticos son pésimos perdedores y lo peor es que ponen el mal ejemplo a la sociedad, y ayer pudimos ver varios ejemplos.
En la Ciudad de México se presentó Félix Salgado Macedonio a protestar por lo que considera una injusticia, después de que el Instituto Nacional Electoral canceló su candidatura, debido a que no presentó sus gastos de precampaña.
Hasta ahí todo tiene lógica, Salgado Macedonio tiene sus razones para estar enojado, pero lo interesante es su amenaza durante la protesta, donde advirtió que el INE desaparecerá porque considera que el instituto ya no tiene razón de ser.
El asunto es que si no le gusta cómo opera el INE, ahora Salgado Macedonio lo quiere desaparecer, algo así como si desapareciéramos a los jueces que no otorguen las sentencias que le convegan a cada interesado.
Otro ejemplo lo vimos en Monterrey, donde un candidato a la Alcaldía de San Pedro Garza García, Mauricio Fernández, se inconformó con el periódico El Norte, debido a que no estuvo de acuerdo con una encuesta que lo ponía por debajo de su principal adversario.
Y si usted quiere otro ejemplo ahí está el mismísimo Presidente, Andrés Manuel López Obrador a quien le gustaría no solo desaparecer al INE sino a la mitad de los periódicos de México, simplemente porque no está de acuerdo con lo que publican.
El asunto es que no estar de acuerdo es válido, en las diferencias está el debate y en las conclusiones el avance. El problema comienza cuando no estamos de acuerdo con algo o con alguien y por esa sola razón queremos que desaparezca.
Es una cuestión básica de tolerancia y civilidad, hay que saber competir, saber ganar y también saber perder, después de todo se trata de que nos vaya bien a todos, no nada más a unos cuantos.