La tercera ola

Editorial
19 julio 2021

La escasez de oxígeno, la falta de camas de hospital, la reconversión de áreas completas para recibir a pacientes Covid, hospitales colapsados, falta de equipo y medicamento, las alarmas que nos recuerdan que hemos regresado al semáforo rojo en Sinaloa.

Recordamos esas frases en los peores momentos del 2020, cuando el virus del Covid-19 llegaba a Sinaloa y se desplegaba principalmente en las grandes ciudades del estado.

Un año más tarde, el virus ha regresado y amenaza con elevar los casos de nuevos contagios por las nubes, la nueva embestida ya tiene nombre: la tercera ola.

El virus del Covid-19 ha regresado con una fuerza inusitada, y lo ha hecho cuando ya todos pensábamos que se había ido, provocando un efecto devastador entre multitudes hartas de resguardarse, ahora convertidas en perfectos blancos para el virus.

Lo primero que comenzamos a observar fue el aumento en las cifras de contagios nuevos, pero aún y con el índice elevándose día a día, la mayoría de las personas se negaban a aceptarlo, manteniendo sus hábitos del fin de la pandemia.

Después vinieron los efectos de la pandemia en una economía, ya de por sí aletargada en algunos sectores y completamente paralizada en otros, convirtiendo a la tercera ola en un golpe de gracia para algunas áreas diezmadas por los primeros cierres.

Según los especialistas, los efectos de la pandemia en la economía mexicana tardarán hasta cinco años en disiparse, permitiendo que nuestras cifras de producción y venta, como País, regresen a la época de antes de la pandemia.

Pero quizá algo que llama mucho la atención de la tercera ola es la enorme cantidad de jóvenes que han resultado contagiados, algunos con efectos muy fuertes en su salud.

Por lo pronto, urge que las autoridades se organicen para que los contagiados puedan recibir una buena atención y que no sean obligados a buscarla en hospitales privados.