La retorcida Línea del Metro
El colapso de un tramo de la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México se ha convertido en el epicentro de un problema político que todavía tiene mucha tela de donde cortar y donde convergen cuatro personajes cuyo destino político depende de las resoluciones del caso.
Debajo del polvo del accidente yacen la vida de 26 personas, pero también la extraña relación del Presidente Andrés Manuel López Obrador con la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum; el Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard; y el empresario millonario, Carlos Slim.
La unión de estos cuatro personajes en un accidente, que podría parecer aislado y fortuito, no deja de sorprendernos, por las implicaciones que podría tener el colapso en el futuro de todos ellos.
El Canciller Marcelo Ebrard es el diseñador de la Línea 12 del Metro donde ocurrió el desastre, juega a zafarse de la bronca, mientras intenta mantener vivas sus ilusiones de suceder a López Obrador.
Claudia Sheinbaum es la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, por lo tanto la principal responsable de vigilar el mantenimiento y las condiciones en las que opera el Metro. También quiere escurrir el bulto y ser Presidenta.
Carlos Slim, por su parte, es el principal constructor de la Línea 12 y si fuera cualquier otro constructor, el Presidente ya lo hubiera colgado de una asta bandera, pero resulta que es uno de los principales aliados con dinero de la 4T.
Andan buscando que pague la reconstrucción, pero a cambio negocia salir de la bronca sin tocar baranda.
Y el papel de López Obrador también es delicado, es como el papá que acaba de descubrir que sus hijos destruyeron la casa y anda buscando cómo decirle a su señora que los hijos fueron, que pagarán los gastos, pero que no hay que castigarlos.
Y de los muertos nadie se acuerda.