La politización de la CFE
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Editorial
La Comisión Federal de Electricidad se ha convertido en una trinchera más de la política, al mando de Manuel Bartlett, su director.
Bartlett, un político priista de larga data, acusado de fraudes electorales y de amasar una fortuna al amparo de la política, fue rescatado por el Presidente Andrés Manuel López Obrador y ha convertido a la paraestatal en su imperio político, desde donde dicta las políticas energéticas del País.
Acostumbrado a atacar y a defenderse a través de los medios, Bartlett es capaz de enfrentarse a cualquiera que lo critique, pero el domingo, por la noche, llevó su histrionismo político a la exageración, cuando utilizó un comunicado de la CFE para responder a una crítica del PRI, su ex partido.
El exabrupto de Bartlett fue ocasionado por la crítica que realizó el PRI por los 700 mil recortes de energía que ha realizado la CFE a familias y negocios durante la fase de la pandemia.
En un comunicado, insólito para la CFE, la paraestatal responde al Revolucionario Institucional en un tono alejado de su naturaleza técnica y, como presume, de “clase mundial”.
“Con gran desfachatez el PRI, en la Cámara de Diputados, exige a la CFE que suspenda los cortes de servicio eléctrico en los hogares mexicanos”, reza el comunicado.
La misiva continúa en los mismos términos, utilizando un lenguaje más propio de la grilla y la politiquería, que de una empresa de orden internacional: acusa a los priistas de “ignorantes”, “cínicos”, “perversos” e “insensibles.
Y finalmente los acusa de ser los responsables de realizar una Reforma Energética que dañó a la CFE y solo benefició a las empresas privadas.
Verdad o no, la cuestión es que una empresa de la estatura de la CFE lo último que debe hacer es entrar en los terrenos de la sucia política.
Patrimonio de los mexicanos, la CFE debe de estar más allá de los partidos políticos y sus intereses.