La política tiene dueño
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Editorial
Las candidaturas independientes no deberían de ser una necesidad en nuestro País, en un sistema democrático cualquier ciudadano debería tener la posibilidad de participar en los procesos electorales.
Sin embargo, desde el nacimiento de los partidos en México y reforzados por la época de la dictadura priista, los partidos políticos se apropiaron de la política en México, ningún ciudadano puede participar fácilmente si está fuera de la órbita de los partidos.
En algunos países, este sinsentido se ha resuelto abriendo los partidos a la ciudadanía, donde cualquier ciudadano se puede inscribir y competir en procesos internos, algo que aquí jamás se permite, ni siquiera para muchos de los miembros de los propios partidos.
Otra alternativa que se utiliza en otras partes del mundo es la posibilidad de que los ciudadanos se inscriban directamente en las listas de los candidatos, y se les permite que hagan sus propias campañas.
Cualquiera de estas posibilidades abre la posibilidad a la ciudadanía a participar en política, sin embargo, en México la política siempre se ha manejado como un patrimonio exclusivo de los partidos políticos.
La decisión del Instituto Electoral del Estado de Sinaloa de imponer una recolección de firmas muy alta y ofrecer un tiempo muy reducido para recolectarlas solo perpetúa la política patrimonial del poder en el estado.
En las últimas décadas, miles de personas han luchado por abrir el sistema político mexicano a los ciudadanos, pero aunque ha habido grandes logros, el sistema consigue volver a cerrarse, invalidando algunos de los logros conseguidos.
Las candidaturas independientes deberían ser algo natural en nuestra política, sin embargo, nos empeñamos en seguir jugando el juego de un puñado de políticos.