La confirmación
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Editorial
Definitivamente no es lo mismo escuchar rumores, teorías o hipótesis a tener la certeza de algo, y es exactamente lo que nos ocurrió en el momento en que se dio a conocer el arresto del General Salvador Cienfuegos Zepeda.
Desde hace años sabíamos que, de alguna manera, miembros del Ejército Mexicano trabajaban al mismo tiempo para la delincuencia organizada, incluso muchos de ellos desertaron para sumarse a las filas del narcotráfico y algunos fueron detenidos.
Antes del arresto del ex Secretario de la Defensa Nacional, la caída más escandalosa de un militar había sido la del General José de Jesús Gutiérrez Rebollo, el llamado “zar antidrogas”, y ligado con el Cártel de Juárez.
También fueron arrestados los generales Humberto Quirós Hermosillo y Mario Arturo Acosta Chaparro, acusados de colaborar con la delincuencia organizada, pero nunca había sido detenido un ex Secretario de la Defensa.
Es como despertarse y darse cuenta que los responsables de cuidarnos trabajan para el enemigo, sin embargo, debemos de ser sinceros, el arresto del General solo confirma lo que ya todos sospechábamos.
Simplemente era incompatible la existencia de la delincuencia organizada sin una protección efectiva de los delincuentes desde el aparato de Gobierno.
Los estadounidenses, por su parte, tienen años que dejaron de confiar en el Ejército Mexicano y desde hace un tiempo para acá han preferido trabajar con la Marina.
Los especialistas también lo dijeron a tiempo: poner a los soldados a combatir en las calles contra el poder corruptor del narcotráfico era sumamente peligroso, ya que las fuerzas armadas son el último recurso de un país para defenderse.
Hoy, un arresto en Estados Unidos confirmó lo que temíamos, que hace mucho tiempo perdimos la integridad de nuestros militares, sin haber recuperado la de nuestros policías.