La 4T da reversa a las energías limpias
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Editorial
Cuando el mundo entero camina hacia adelante, la 4T conduce a México de reversa, convencida de que son tiempos de nacionalismos y no de globalización.
Con un discurso válido, pero con acciones que materializan exactamente lo contrario ahora se ha disparado en un pie tratando de salvar a sus dos empresas en franco declive: Pemex y la CFE.
En nombre del orden, la honestidad y un servicio eléctrico confiable, el Gobierno federal se ha inventado un acuerdo que emite la Política de Confiabilidad, Seguridad, Continuidad y Calidad en el Sistema Eléctrico Nacional.
El acuerdo no es otra cosa que un intento de la 4T por restringir el acceso de los empresarios en el mercado de la energía eléctrica y la protección de sus empresas generadoras y distribuidoras de este servicio.
El Presidente Andrés Manuel López Obrador tiene sus argumentos, asegura que los empresarios se han apoderado de gran parte del negocio de la generación de electricidad en México, alrededor del 46 por ciento, y que lo han hecho de manera abusiva y sin pagar impuestos.
De paso, reclama que los empresarios están conspirando para acabar de una vez por todas con Pemex y la CFE.
Lo que no dice el Presidente es que estas empresas públicas no han sido capaces de transitar hacia energías limpias, lo que ha permitido que las empresas privadas le coman el mercado.
Y en lugar de reconocer el desastre por el que transitan estas empresas ha cerrado el País a la competencia, condenándonos a seguir quemando combustóleo o gas natural para conseguir energía.
El asunto va para largo y el daño todavía ni siquiera puede apreciarse en su totalidad, ya que cientos de inversiones que se encontraban listas para llegar a México buscarán otros destinos, mientras los mexicanos seguiremos comprando energías sucias y caras.