Juntos

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Editorial

México es un País con muchas luchas pendientes, cuentas atrasadas, esfuerzos incompletos, promesas incumplidas con su ciudadanía, y una de ellas es la lucha por la igualdad de las mujeres.

Somos un mosaico de culturas que intenta resolver sus atrasos de educación, económicos, tecnológicos, pero sobre todo sociales.

Nuestra identidad está salpicada de machismo, de héroes varoniles, osados y valientes, y acaso una adelita detrás de ellos, una solitaria corregidora, una madre amada y bendecida, pero golpeada, abandonada, obligada a trabajar hasta el último minuto de su vida.

Nuestras mujeres han sido obligadas a jugar un papel secundario, son mal pagadas, condenadas al silencio, escamoteado su reconocimiento, condenadas a ser celebradas solo un día, para después regresar al anonimato.

Sin embargo, son ellas las que llevan la carga de la casa, de la familia, son ellas las que van a las juntas de las escuelas, a velar en los hospitales, las que sacan adelante a los hijos, los negocios, son las venas de un País por donde circula nuestro pasado, presente y futuro.

Hoy, que le gritan a México que están cansadas de ser agredidas y humilladas, estamos con ellas.

Hoy, las mujeres decidieron parar un País entero y lo consiguieron sin apenas esfuerzo, porque son ellas las que lo mantienen andando.

Es tiempo de convertir el discurso en leyes y las leyes en comportamiento, es tiempo de entender que no se puede vivir de otra manera. Muchos de nuestros problemas se resolverían si dejamos de pensar en “macho” y pensamos en “todos”.

Es cierto, algunas ciudades lo han hecho mejor que otras, pero es hora de que todo México entienda que no iremos a ningún lado si no lo hacemos juntos.