Impunidad y comunicación, las dos prioridades del Fiscal
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Editorial
Juan José Ríos Estavillo es ya el Fiscal General de Sinaloa. Guste o no, línea de Quirino o no, ya juró al cargo. Lo que continúa es fiscalizar su trabajo y marcarle prioridades.
Nadie cuestiona su currícula ni sus conocimientos teóricos. Su paso como presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos y sus contactos con el poder central hacen pensar que tiene la posibilidad de marcar la diferencia.
Son dos los temas que vemos como prioridad del nuevo Fiscal: el combate a la impunidad y una política de comunicación abierta, transparente y, sobre todo, clara.
Estavillo conoce bien, como ombudsman que fue, de la falta de procuración de justicia en el abuso de autoridad de la Policía Ministerial, y el resto de corporaciones policiales de Sinaloa.
Sabe qué elementos de las instituciones de seguridad están involucrados en desapariciones forzadas, o incluso, homicidios. Tiene claro que el fenómenos mafioso corre por los pasillos de la institución de la cual ahora está enfrente.
Ni se diga que está al tanto de la impunidad en el delito de homicidio doloso, robo de auto, agresiones a la libertad de expresión, sólo por decir algo.
Si lo desconoce le informamos: en materia de corrupción, la PGJE fue la gran muralla para la impunidad en este tema. Más del 80 por ciento de las denuncias por delitos relacionados con la corrupción, que interpusieron la anterior Unidad de Transparencia y la Auditoría Superior del Estado, fueron “congeladas” por Marco Antonio Higuera Gómez, su predecesor en materia de procuración de justicia (valdría la pena saber si abrirá una carpeta de investigación sobre Higuera Gómez).
También, lo conocemos, es una persona “fría”, que no va más allá de lo que su temor le dicta. Que es “prudente” a la hora de comprometer su palabra. Más si enfrente está un poderoso. Maneja muy bien esa premisa de que el hablar compromete.
Por eso pensamos que la otra prioridad para Estavillo debe ser la de fijar una política de comunicación abierta que, efectivamente y valga la redundancia, comunique. Que no se escude en tecnicismos, que dé con valentía respuestas y explicaciones a la sociedad de las cosas que suceden. Que no aliente la confusión y, sobre todo, que no invente novelas, como lo hizo Higuera Gómez.
El trabajo de Estavillo, el nuevo Fiscal General de Sinaloa, será evaluado en la medida de que su comunicación sea transparente, porque de no serlo, sería más de lo mismo: tapar y tapar a los impunes.