Esperanza
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Editorial
Cada año deja lecciones y la de 2020 ha sido una relacionada con lo más preciado, que es la vida. Una pandemia trastocó todo el planeta y cómo cuidarse y protegerse ha sido el reto de este año.
El Covid-19 ha dejado casi 80 millones de personas infectadas y 1.73 millones de decesos, una cifra elevada para una enfermedad de la que nada se sabía y de la que apenas parece que se empieza a vislumbrar una salida.
Sí, después de un año convulso, parece que empieza a generarse una esperanza de que el 2021 pueda contarse de una manera diferente. Al menos, en lo que se refiere a la salud.
La vacuna contra el Covid-19, que apenas empieza a aplicarse al personal médico en algunos países del mundo, México incluido, es apenas una puerta de que la historia frente a la pandemia ya se cuente de manera diferente.
Pero apenas es una puerta, de muchas que se tienen que abrir y una es la que debe prevalecer: la del autocuidado. Habrá que seguirse protegiendo, usando cubrebocas, guardando la sana distancia, evitando salidas innecesarias.
Son momentos de esperanza sí, pero también de responsabilidad por lo que viene para el próximo año, principalmente en el tema de salud.
Hay que dar gracias a quienes cuentan con ella y se encuentran saludables. Hay que solidarizarse con quienes luchan por recuperarla y siguen dando la batalla para vencer al coronavirus. Hay que honrar a quienes perdieron la vida, con más responsabilidad y compromiso con uno mismo y con quienes están a un lado.
Que esta Navidad permita renacer la esperanza en un mundo más seguro para todos, pero mientras este llega, que renazca el compromiso de seguirse cuidando y de cuidar a los demás. Porque sí, las vacunas prometen un mejor escenario, pero podrá ser mejor si cada uno colabora para que eso ocurra. Que así sea.