Es la inseguridad
Ya hemos dicho que la desaparición forzada de personas es una problemática lamentable y dolorosa para la sociedad mexicana; aparte de la inmensa pena que sobrecoge a los familiares de las víctimas de desaparición forzada, existe la percepción de inseguridad en todos los segmentos de la colectividad ciudadana.
Una sensación de indefensión es manifiesta en la población ante la impunidad con la que actúan los perpetradores de este delito; impunidad rampante que no tiene freno alguno.
Al respecto se pronunció el Obispo de la Diócesis de Mazatlán, Monseñor Mario Espinosa Contreras, quien urgió a tener más líneas por donde caminar en la seguridad, porque ésta es la que más ha sido lastimada y disminuida en México en los últimos años.
El jerarca católico refiere una situación de inseguridad en varios estados del País, lo cual considera una situación difícil.
Una preocupación genuina del Obispo católico, preocupación que comparte toda la sociedad y que no se ve una salida posible al escenario de inseguridad, sino un aumento alarmante.
También hemos dicho que se está haciendo un panorama usual el ver marchas y manifestaciones por personas desaparecidas, manifestaciones en Mazatlán, en Culiacán, en todas las ciudades del País.
Eso solo denota una situación que rebasa a la autoridad, que rebasa el Estado de derecho, una situación que se visibiliza precisamente por las marchas y las alertas, en eso estriba lo visible, atemoriza pensar en la parte no visible de las desapariciones.
De nuevo Monseñor Espinosa Contreras resalta esta coyuntura en la inseguridad que se padece en el País; dijo que es un problema que realmente debe dar mucha pena, además de tristeza porque todos tienen derecho de vivir.
Y lamentó que haya personas que cometan estos actos.
“No debemos nunca romper los ciclos naturales, sino dejarlos que tengan su curso y es muy penoso que haya hombres o mujeres que atenten en cortar los ciclos naturales de la vida”, dijo.
Es realmente dramático asistir a esta realidad actual, donde hay personas que no tienen respeto ni por la vida propia.