¿Es delito el nepotismo?
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Editorial
La costumbre en México dice que no, la Ley dice que sí, el discurso de campaña de Andrés Manuel López Obrador decía que sí, pero finalmente el nepotismo florece en el actual gobierno y en todos los gobiernos mexicanos desde que tenemos memoria.
La práctica de nuestro políticos de contratar a familiares y amigos en sus administraciones es tan antigua y está tan arraigada que a nuestros funcionarios les cuesta trabajo aceptar que es un delito, que es inmoral y pone en condición de desigualdad al resto de los gobernados.
El tema salió a la palestra porque la Regidora panista de Guasave, Nidia Gaxiola Gutiérrez, respondió a los cuestionamientos sobre la contratación de su hija como su auxiliar.
La regidora no lo negó, es más explicó que lo hizo porque su anterior auxiliar no podía ocupar el puesto debido a sus ocupaciones, revelando que su anterior ayudante había sido su ¡esposo!
Lo más sorprendente del caso es que la regidora ni siquiera sea capaz de ver delito alguno en su proceder, para ella el “nepotismo” simplemente no existe, mucho menos la ética, que entiende a su manera, suponemos que tampoco la moral.
Y no es la única, la Síndica Procuradora de Mazatlán, Elsa Isela Bojorquez Mascareño, se ha cansado de denunciar la enorme cantidad de familiares que trabajan en el Ayuntamiento sin que nadie le haga caso.
El asunto es serio, finalmente el nepotismo termina derivando en corrupción y lo menos que se puede decir de él es que le quita oportunidad a la meritocracia, y en lugar de asignar en un puesto público a un experto en el área se elige a un familiar, al que difícilmente alguien llamará a cuentas, haga bien su trabajo o no.
Otro problema es que carecemos de leyes y reglamentos que apliquen un castigo inmediato y modifiquen este tipo de conductas en nuestros gobiernos.
Mientras lo sigamos tolerando, ellos seguirán despachando con la cuchara grande.