El lenguaje del odio
La noche del jueves el periodista Ciro Gómez Leyva sufrió un atentado cuando dos personas a bordo de una motocicleta intentaron asesinarlo a balazos, y lo salvó el blindaje de su camioneta.
El comunicador denunció el atentado que se produjo a las 23:10 horas del 15 de diciembre, a 200 metros de distancia de su domicilio particular, en la Ciudad de México, por lo que denunció el intento de homicidio a las autoridades.
La condena del gremio periodístico por la agresión no se hizo esperar, ya sea individualmente o en colectivo.
Las autoridades de la Ciudad de México informaron que el ataque contra el periodista fue directo y concretamente para atentar contra su vida.
El sábado un grupo de periodistas publicó un comunicado conjunto para condenar la agresión y se pronunció en contra del gremio, ya que en los últimos 22 años se tiene registro de 157 asesinatos de periodistas en México.
Y aunque no les guste la cifra a las autoridades, organismos internacionales y organizaciones en pro de la libertad de prensa advierten que desde hace años México es el país más peligroso del mundo para ejercer el periodismo, fuera de aquellos donde se desarrollan guerras.
Este comunicado de los periodistas desató una serie de reacciones remarcable por su magnitud y por el temor que éstas originan.
Estos usuarios de las redes no condenaban el atentado a Ciro Gómez Leyva, incluso algunos lo ponían en duda calificándolo de montaje, leer eso le hela la sangre a cualquiera; estos mismos usuarios descalificaban la labor y la postura de los periodistas que firmaron el comunicado, de una manera increíble, arremetieron contra la trayectoria y la calidad de líderes de opinión de estos comunicadores.
Un lenguaje de odio hacia los periodistas o comunicadores y medios se está fomentando en la sociedad mexicana, y quedó de manifiesto con este condenable atentado.