El costoso avión
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Editorial
El avión presidencial costó una fortuna y nos sigue costando decenas de millones de pesos, mientras el Gobierno federal lo ha convertido en el objeto más deseado de los memes y las burlas en las redes sociales.
El regreso del lujoso aparato ya fue, por sí mismo, un fracaso anunciado, el avión malquerido no consiguió comprador, a pesar del escaparate de lujo en el que se colocó en Estados Unidos y de la ayuda de la Organización de las Naciones Unidas.
Los presuntos compradores anunciados con júbilo por el Presidente Andrés Manuel López Obrador fueron desapareciendo uno a uno, desencantados por las condiciones de un aparato que fue acondicionado para pasear a un personaje acompañado de sus aplaudidores.
En las condiciones en las que está no le sirve a ninguna compañía, salvo a algún Presidente que quiera gastarse una fortuna, pero no han encontrado a otro lunático de la altura de nuestros ex presidentes.
La última ocurrencia de López Obrador fue la de proponer una rifa con cachitos de 500 pesos, una ocurrencia que inmediatamente se convirtió en la “chunga” de la semana.
Algunos analistas aseguran que fuera de la risa que provoca todo esto, se encuentra una verdadera estrategia de distracción del Presidente y su equipo, mientras se construye una plataforma electoral a base de programas de ayuda en todos los niveles.
Será el sereno, pero el mentado avión, construido como un palacio volador sigue costando dinero cada minuto que pasa, por lo pronto se lo trajeron con la esperanza de poner a soldados a cuidarlo y reducir el gasto que implica mantenerlo en el extranjero.
Y mientras el avión nos sigue costando, pagamos los gastos de viaje del Presidente, su avanzada y sus acompañantes, doble gasto en un Gobierno que pregona la austeridad como una de sus principales políticas.
Nos conformaríamos con un poco de sentido común.