Economía y promesas

24 noviembre 2019

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Editorial

Después de un año de Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador seguimos esperando que haga algo diferente a lo que prometió, sin embargo, todas las señales apuntan a que va en serio.

Durante años ha estado diciendo que repartirá el dinero entre los pobres, que va en contra del modelo “neoliberal”, que se acabaron los negocios de unos cuantos por el negocio para todos.
El discurso parece sacado de un panfleto de propaganda político y lo veíamos más fácil de pregonar que de implementar, sin embargo, todo apunta a que cumplirá con sus promesas.
La primera prueba es el Presupuesto Federal de Egresos 2020, a pesar de los bloqueos, las protestas y las presiones, el Presidente consiguió que se aprobara un documento que avala todas sus promesas.
La mayor parte del gasto público, el próximo año, irá a los que menos tienen, en diferentes programas sociales, además irá a Educación y a Salud.
¿Que si estas medidas acelerarán la economía? No necesariamente, esa es otra discusión.
Repartir dinero a los pobres es ante todo una medida compensatoria por las décadas de olvido, donde una pequeña parte de la población se benefició de la riqueza de todo un País.
AMLO intenta romper con eso, pero difícilmente esto va a romper con la dinámica de la pobreza de la mayor parte de nuestra población.
Además de ayudar a los pobres, el Presidente deberá hacer una transformación de la base productiva del País, aquella que salvo la clase empresarial de Monterrey, se dedica a la maquila.
Nuestro País se ha convertido en el enorme patio trasero de las fábricas estadounidenses, son ellas las que producen y exportan hacia Estados Unidos, sin dejar en nuestro País nada importante, acaso sueldos miserables.
Necesitamos una planta productiva netamente mexicana, acaso asociada con extranjeros, pero que deje en México conocimientos y tecnología, todo lo demás es una quimera que nos mantendrá en la absoluta mediocridad.