De prisa
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Editorial
Pareciera que lo que prevalece es la prisa. Porque la vida vuelva a ser lo que era, a que la economía se levante y que las actividades se reactiven. Aunque la pandemia por el Covid-19 no ha terminado en México, ni en Sinaloa.
Sí, puede que la incidencia de casos sean menos, como se señala para el caso estatal. Pero menos no significa que el riesgo de la pandemia se haya reducido, porque está latente, sobre todo en lo que puede considerarse rebrotes.
Retomar la normalidad de las actividades económicas es necesario, sí, pero esta debe conducirse con responsabilidad y con el compromiso de todos: de los empresarios por hacer valer el respeto a las normas sanitarias, de las autoridades a vigilar que se cumplan con esas medidas y de la población, principalmente, en atender las indicaciones.
Pero parece que en ocasiones eso se olvida. Porque hay prisa por hacerse a la idea de que las cosas están mejorando y en esa idea, se olvida que hay que cuidarse.
¿Qué tan conveniente es que más actividades económicas empiecen a reactivarse aún con la incertidumbre de esta crisis sanitaria? No se sabe. Pero más allá de si abrir o no, lo que debe llevar a reflexionar qué sí y qué no hacer para cuidarse y cuidar a los demás.
Sí, cada quien está pensando en cómo volver a hacer rentable su negocio, ese al que le iba más o menos bien antes de la pandemia. Sí, hay quien está pensando en que es urgente reabrir, aún sin la certeza de cómo será. Y sí, hay quien se imagina que todo volverá a ser como antes, cuando ya no lo es.
Que las prisas por recuperar el tiempo que se ha perdido en la pandemia no lleve a cometer imprudencias. Que la urgencia por disfrutar un momento que ya no es no ocasione más lamentaciones que satisfacciones. Que el apuro por volver a ser productivo en tiempos de crisis no haga más crítica la situación actual.
Contribuir a que la pandemia del nuevo coronavirus sea menos dura de lo que ya es depende de todos y bajo ese esfuerzo, podrán darse pasos más seguros hacia la recuperación. Sin prisas.