Cuba se abre
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Editorial
La pandemia está trastocando al mundo y Cuba, uno de los países más negados al cambio, se ha visto obligada a cambiar sus reglas económicas, devastadas por una pandemia que no sabe de ideologías políticas.
Desde tiempos de Fidel Castro, el régimen cubano ha mantenido un férreo control sobre la vida política, social, cultural y económica de los cubanos, al grado que no se mueve una hoja sin el permiso del gobierno socialista.
Sin embargo, la economía suele desnudar a dictadores y a demagogos, finalmente las matemáticas se rigen por sus propias leyes y generalmente no siguen órdenes, salvo las del mercado.
En Cuba, la economía siempre ha estado supeditada a la política, de ahí que los políticos sean los encargados de dictar unas reglas que generalmente fracasan, haciendo sufrir al pueblo.
La economía de Cuba ya era un desastre cuando llegó la pandemia, pero su efecto negativo en contra del turismo terminó dando el último empujón a una economía a un paso del precipicio.
Ayer, el régimen cubano anunció lo impensable, facilidades para que los particulares puedan importar y exportar, derogó el impuesto sobre el uso de dólares y cambiará las reglas para incentivar la iniciativa privada.
Esto traerá por consecuencia la aparición de empresas y al final el gran miedo de los políticos comunistas: habrá nuevos ricos, gente capaz de tomar decisiones, mover gente, criticar.
Seguramente el régimen se defenderá imitando la escuela china, donde se permite hacerse millonario, pero no criticar al gobierno, una situación que siempre termina mal.
En esto de la política internacional nadie tiene una receta, así que es muy pronto para saber qué pasará en Cuba, igual el régimen copia las medidas sanitarias contra la pandemia y decide volver a cerrarse.