Crecimiento urbano
Lejos queda la época en que un turista visitaba Mazatlán y regresaba cinco años después y encontraba la misma ciudad; lejos cuando Culiacán, aún siendo capital de Sinaloa, no era mencionada entre las capitales importantes, imperaba una total ignorancia sobre dos ciudades del noroeste que empujaban fuerte para lograr su desarrollo.
Si bien Culiacán mantuvo un paso sostenido en urbanización y equipamiento vial, el crecimiento en infraestructura no estaba a la par con el aumento de actividad económica que mostraba la inminente metrópoli.
La Perla del Pacífico mantuvo por años la misma infraestructura, solo reparada y rehabilitada conforme se presentaba el deterioro natural en una ciudad en constante movimiento; crecía, sí, pero empujada por el aumento de los asentamientos urbanos y sus requerimientos de movilidad.
En la segunda mitad de la década de los 80 del siglo pasado, las ciudades de diversos estados de la República experimentaron un crecimiento poblacional provocada por los sismos del 19 de septiembre de 1985, el gobierno de México implementó una política de desfogue de población en el centro del país, para asentar a miles de familias en otras ciudades.
Así, a Culiacán y Mazatlán llegaron miles de personas empujadas por la necesidad de un lugar donde vivir y hacer su vida, o rehacer su vida.
El equipamiento urbano no estaba ni las autoridades estaban preparadas para ese crecimiento.
Poco a poco estas ciudades y otros municipios se adaptaron a la situación obligados por el crecimiento poblacional pero con graves falencias en urbanismo.
Ayer, el Gobierno de Sinaloa presentó su plan de obras 2024-2025 que se implementará en toda la entidad.
En total son más de 4 mil 800 millones de pesos que invertirá el Estado en los 18 municipios, y se incluyen las demarcaciones de Juan José Ríos y Eldorado próximas a convertirse en municipios este 2024.
Con esto se pretende subsanar grandes problemas de movilidad en las ciudades de Sinaloa y la optimización de servicios como drenaje.