Autocrítica

Editorial
14 noviembre 2024

¿Hasta dónde el Estado mexicano está dispuesto a revisarse y evaluarse y admitir cuánto le falta por mejorar? ¿Cuándo, el Gobierno federal, se permitirá revisar lo que hace y confrontar con lo que la sociedad percibe, sobre la seguridad en México?

Con la llegada de la llamada 4T prometieron implementar una estrategia de seguridad diferente a la que habían implementado gobiernos anteriores y a quienes le atribuían parte de la violencia que se gestaba en el País.

El único diagnóstico disponible era el señalamiento hacia la política de seguridad que emprendieron tanto Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, donde optaron por una confrontación directa al crimen organizado y que tuvo como consecuencia que civiles ajenos a los conflictos se vieran afectados.

Por eso el Gobierno prometió pacificar al País, con el impulso de programas sociales masivos que pretendían llegar a todos los rincones de México y dar a la población alternativas diferentes de generar ingresos. Y optó, además, por dejar de lado las confrontación.

Su “abrazos, no balazos” le valió muchas críticas frente a un panorama donde los enfrentamientos armados por las disputas de los diferentes grupos delictivos iban incrementando de manera acelerada la cifra de asesinatos en México.

Y sí, voces críticas advirtieron que esa política, “abrazos, no balazos”, no estaba dando resultado y esa era la causa de la violencia. Qué tanto hay razón en ello o qué tanto es posible que la ola de violencia sea una inercia de lo que se hizo en gobiernos previos, tendría que revisarse.

Pero lo que sí es un hecho, y ahí está la frialdad de los números, es que la cantidad de homicidios y desapariciones en el sexenio que concluyó hace unas semanas en México se multiplicaron.

Sí, tal vez sea necesaria no sólo una revisión de lo ocurrido en la política pública de seguridad de los últimos años en México, sino que además, urge hacer una evaluación crítica de lo que se ha hecho, lo que se ha dejado de hacer, lo que aún falta por implementar y qué se podría cambiar.

Tal vez, esa sea una de las respuestas que se necesitan para restablecer algo de confianza.