Bacurato, el pueblo que no se dobla ante la sequía
Aunque la presa Gustavo Díaz Ordaz registra niveles históricamente bajos, la actividad en este pueblo turístico y pesquero de Sinaloa sigue pujante, aunque a sus habitantes sí les preocupa la falta de lluvias
BACURATO, SIN. – A primera vista, el panorama luce desolador y el calor, con el termómetro marcando 36 grados, es agobiante. El suelo, donde antes había agua y abundancia de vida, está resquebrajado y lentamente libera la humedad que todavía le queda.
La falta de lluvias en la cuenca del río Sinaloa durante los últimos meses ha impedido que la presa Gustavo Díaz Ordaz tenga aportaciones importantes para reponer las extracciones que desde octubre se le estuvieron haciendo hasta hace unos días para irrigar alrededor de 100 mil hectáreas de diferentes cultivos, principalmente de maíz.
Pero a pesar de las condiciones adversas, la actividad no cesa en Bacurato, un pueblo que lejos de paralizarse ante la sequía que ha visto descender los niveles del embalse al 11 por ciento de su capacidad de conservación, mantiene una intensa actividad pesquera y turística que mantiene ocupados a sus habitantes.
Esta obra hidráulica fue construida entre 1982 y 1986 para controlar las aguas que bajaban del río Sinaloa y aprovecharla para el uso agrícola, consumo humano y generación de energía, además de contener fuertes avenidas que ponían en riesgo a los pueblos asentados cerca o en sus márgenes.
En 1987 inició operaciones esta monumental obra y bajo sus aguas quedaron los vestigios de pueblos como Chicorato, Terahuito, Temuchina y Rancho del Padre, cuyos habitantes fueron reubicados en otras zonas de la región.
A principios de este mes, se viralizaron las imágenes del pescador y guía de turistas, Félix Pérez Castro, mostrando las tumbas del panteón de Terahuito que, ante la disminución en los niveles del embalse, quedó fuera del agua y al aire libre.
En los más de 30 años que tiene en operación esta presa, ésta es la ocasión que más ha bajado de nivel el agua, incluso, más que en la sequía de 2012, expuso el dirigente pesquero Luis Antonio Galaviz.
“Dos veces me ha tocado ver la presa así, por allá en 2012 y en esta sequía y tenemos muchos problemas con ella”, comentó.
Pesca comercial de mojarra tilapia no ha bajado
Ubicado a 50 kilómetros de Sinaloa de Leyva y a 90 de Guasave, Bacurato es una comunidad de más de 200 habitantes perteneciente a la sindicatura de Bacubirito, donde la gente se dedica a pescar, a ser guía de turistas o a ambas.
Luis Antonio Galaviz es presidente de la cooperativa Bacurato, pero también están la Chicorato, la Bacubirito y la Basobuena. Entre todas son 136 socios.
“La pesca es la principal actividad, seguida por el turismo, y ahí va la cosa, pero con la sequía sí estamos teniendo problemas, lo que es el nivel de agua que tenemos es muy crítico y hemos estado batallando mucho con la pesca comercial, tenemos que estar sacándole porque los niveles nos pueden perjudicar con el oxígeno, se baja la oxigenación y podemos tener un problema que se flote tanto la lobina como la mojarra y el bagre”, explicó.
El dirigente pesquero detalló que tienen años organizadas las cuatro cooperativas en una empresa integradora, con cuotas de capturas que se respetan para que haya utilidades para todos, además de que las autoridades les han dejado en sus manos la administración de esta actividad, de tal manera que ellos mismos dictan las fechas de veda.
“Las vedas las movemos dependiendo de los mercados, Conapesca y la Secretaría de Pesca desde hace tiempo nos dejó que nosotros administráramos, claro que ahorita ya entra lo más caliente y siempre paramos lo que es junio, julio, agosto y septiembre”, manifestó.
Galaviz detalló que anualmente entre las cuatro cooperativas producen alrededor de 800 toneladas de mojarra tilapia, aunque han llegado a las mil, las cuales mandan principalmente a la Ciudad de México y un poco a Tijuana.
Pesca deportiva trasciende las fronteras
Si por algo es famosa la presa Bacurato es por su pesca deportiva de lobina negra. Según registros de páginas especializadas, en este embalse Bruce Knuston capturó en 1991 un ejemplar de 19.63 libras (8.9 kilogramos), que es actualmente el récord en México y solo está por debajo de la lobina de 22.25 libras que pescó George Perry en 1932 en el Lago Montgomery, de Georgia, Estados Unidos; y de un espécimen de 21.75 libras de Michel Arujo, en el Lago Castaic, en California.
A Lake Baccarac, como la nombran los extranjeros, llegan aficionados a la pesca deportiva desde varios estados del país como Jalisco, Nuevo León, Querétaro, e incluso de Estados Unidos como Nueva York y Texas.
“La gente no deja de venir porque la presa ya tiene esa fama, tenemos la lobina más grande”, expuso Alissandro Parra, quien además de ser presidente de la Federación de Cooperativas Pesqueras, es guía de turistas de Sport Fishing, que junto con Big Bass y Lobinas de Sinaloa, es una empresa creada para prestar servicios turísticos.
Consideró que la actividad turística que genera la pesca deportiva va casi a la par con los beneficios de la pesca comercial.
“Entre la pesca comercial y deportiva estamos viviendo de manera directa e indirecta como unas 750-800 personas de esto, la derrama económica de la presa beneficia a todas esas personas”, dijo.
Esta temporada que ya está por finalizar, no por los bajos niveles de la presa, sino por las altas temperaturas, la presa Bacurato recibió alrededor de 800 pescadores deportivos, a pesar de la pandemia que no los frenó.
‘Aquí tienen un paraíso’
Eliseo Sánchez González llegó el miércoles desde Monterrey, Nuevo León, con un grupo de amigos, todos aficionados y practicantes de la pesca deportiva. Se instalaron en el hotel que existe en Bacurato y los días posteriores madrugaron para salir a las 5:00 de la mañana en busca del récord mundial de la lobina.
“Allá lo que se dice es que aquí anda nadando el récord mundial de la lobina”, dijo.
No lograron capturar el récord mundial, ni siquiera el nacional, pero él y su compañero sacaron ejemplares de más de 3 y 4 kilos.
“A pesar de que tiene poca agua, aquí es el paraíso, tienen un paraíso muy bueno”, manifestó.
El turista detalló que fueron más de 20 lobinas negras las que picaron el anzuelo, por lo que la experiencia que vivió por segundo año consecutivo le dejó complacido y regresará a pescar cuántas veces tenga oportunidad de hacerlo.