Refugiada y con dos hijas: así era Victoria Salazar, mujer asesinada por policías en Tulum

Animal Político
30 marzo 2021

Ahora la preocupación de la familia es cuidar a las dos menores que siguen solas en Tulum tras el asesinato de su madre. También gestionan con el gobierno de Nayib Bukele los permisos necesarios para repatriar el cuerpo

Victoria Esperanza Salazar Arriaza, de 36 años, salió de Sonsonate, El Salvador, buscando protección en 2016. Con ella iban sus hijas, que entonces tenían 11 y 10 años, respectivamente.

Las tres llegaron a Tapachula, Chiapas, donde solicitaron asilo ante la Comisión Mexicana de Ayuda al Refugiado (Comar) el 4 de septiembre de 2017, un año después de abandonar su país.

Los trámites se alargaron dos meses y medio y el 17 de noviembre de ese mismo año, la mujer se convirtió en refugiada por motivos de género.

En aquel momento las solicitudes de refugio se redactaban sin tanta profundidad como en la actualidad, así que solo hay constancia de Victoria Esperanza pidió protección por su condición de mujer. Su familia, que realizó diversas declaraciones a medios salvadoreños, dijo desconocer los detalles de por qué escapó de su país, pero este detalle apunta a un posible caso de violencia machista.

“Ella como era madre soltera, entonces ella aquí no encontraba un empleo digno, un trabajo, entonces por eso se fue por un mejor futuro de las niñas, de sacarlas adelante”, dijo su madre, Rosibel Salazar, en declaraciones citadas por el medio Elsalvador.com.

“Me imagino que cuando la entrevistaron ella debió haber dicho la situación del país, por eso ella se iba, eso pienso yo de para nadie es oculto, esas cosas que han estado pasando”, dijo, sobre su petición de asilo, tras reconocer que desconocía si su hija había recibido amenazas que le obligaron a escapar.

La realidad es que Victoria Esperanza salió de El Salvador buscando protección y encontró la muerte en México, el país que se había comprometido a cuidarla.

Cuatro policías de Tulum la mataron en la tarde del 27 de marzo. La acusaban de causar desorden en la vía pública y la sometieron de forma brutal. En los videos difundidos ese mismo día se aprecia los lamentos de la víctima hasta quedar inconsciente. Según la autopsia, los policías quebraron el cuello de la víctima.

“La principal idea era dar mejores oportunidades a sus hijas”, explicó su hermano, René Olivares, en el exterior de la cancillería salvadoreña, donde familiares de la víctima fueron citadas para ser asesoradas sobre los trámites de apoyo y repatriación de los restos.

Según explicó, su hermana no le comunicó nunca su intención de tratar de alcanzar Estados Unidos, como hacen miles de centroamericanos cada año. Tras ser reconocida como refugiada en Tapachula, Victoria Esperanza se desplazó hasta Tulum, Quintana Roo, donde trabajaba en la industria turística laborando en un hotel.

Sonsonate, el lugar del que escapó la mujer, es un municipio de poco más de 70 mil habitantes, ubicado a 60 kilómetros de San Salvador, la capital. Se trata de una localidad con altas tasas de violencia, aunque en los últimos dos años los índices de homicidios se han desplomado en todo el país.

De hecho, El Salvador pasó de ser uno de los países más violentos del mundo a tener tasas de asesinatos inferiores a la de México.

El departamento de Sonsonate es también uno de los territorios salvadoreños con mayores tasas de violencia contra las mujeres según dijo Morena Herrera, presidenta de la Agrupación Ciudadana por la Despenalización del Aborto e integrante del equipo de coordinación de la Colectiva Feminista de El Salvador, citada por DW.

“Se supone que las autoridades están para proteger a los seres humanos”, protestaba Rosibel Arriaza, tras la muerte de su hija.

Ahora la gran preocupación de la familia son las dos menores que siguen solas en Tulum tras el asesinato de su madre. Por eso gestionan con el gobierno de Nayib Bukele para tramitar los permisos necesarios que les permitan viajar a México para hacerse cargo de la repatriación del cuerpo y del cuidado de las hijas de la víctima.

“Lo siento mucho, hermana, nos harás mucha falta en nuestras vidas y dejas un vacío que nada podrá llenar jamás. Sin duda fue un acto de violencia injustificada y cobardía y lucharemos para que esto no quede impune como muchos casos más. Te amo, un beso y un abrazo estés donde estés”, dejó escrito su hermano René Olivares en su perfil de Facebook.