OPINIÓN Greta, la niña revolucionaria
"Nunca una generación tan joven ha denunciado la irresponsabilidad de los gobernantes, de un sistema económico y de una generación adulta, por comprometer su futuro, como sucedió el viernes pasado"
¿Desde dónde habla Greta Thunberg que con solamente 16 años convocó a protestas en más de mil ciudades en alrededor de 100 países? Nunca antes en la historia niños han salido a las calles para demandar a los gobernantes actuar de manera emergente, como ocurrió hace unos días. Nunca una generación tan joven ha denunciado la irresponsabilidad de los gobernantes, de un sistema económico y de una generación adulta, por comprometer su futuro, como sucedió el viernes pasado.
¿Desde dónde habla Greta Thunberg? La pregunta no se refiere a su país, a su ciudad, se refiere a su ser que ha hecho un gran eco por todo el mundo. Su expresión es seria, raramente sonríe. Fue diagnosticada con Asperger, una condición del espectro del autismo. Ella ha comentado esta condición como una cualidad al permitirle tener una gran capacidad de enfocarse profundamente en un asunto.
A cuatro meses de iniciar su huelga escolar frente al parlamento sueco, exigiendo al Gobierno cumplir con los compromisos de reducción de emisiones acordados en París, Greta Thunberg habló en la Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático de Naciones Unidas, ante los líderes del mundo reclamándoles que “quieren seguir con las mimas ideas que nos han llevado al desastre, cuando lo único que debemos hacer es poner el freno de emergencia”. Habló de justicia climática en un mundo vivible, que las naciones ricas deben disminuir drásticamente sus emisiones y que ésta no puede ser la misma exigencia a naciones pobres... “nuestra civilización se está sacrificando para el beneficio de un grupo muy reducido de gente que busca continuar acumulando grandes cantidades de dinero”.
Un mes después, en enero de este año, con el mismo gesto serio, sin dudar de una sola palabra, habló en el Foro Económico Mundial de Davos advirtiendo: “nuestra casa se está incendiando”. Greta, ante los líderes de las grandes corporaciones que ahora gobiernan el mundo, les dijo que de acuerdo al Panel Intergubernamental de Cambio Climático (PICC) tenemos 12 años para actuar y evitar que enfrentemos situaciones catastróficas climáticas, fenómenos de retroalimentación de emisiones de gases de efecto invernadero que pongan la situación totalmente fuera de control. Clasificó el cambio climático como el mayor reto que ha enfrentado el homo sapiens, alertando que debemos actuar como si estuviéramos enfrentando una emergencia, porque esto es lo que es: “la casa se está incendiando”.
Greta empezó su protesta en agosto de 2018, y en menos de 7 meses su ejemplo replicó el pasado 15 de marzo en protestas masivas alrededor del mundo, en todos los continentes. Estudiantes de secundaria, preparatoria y universidades, por decenas de miles, salieron el viernes 15 de marzo pasado a acusar a la generación adulta de heredar un planeta en crisis, a hacer un llamado de emergencia a los líderes del mundo para detener el avance del cambio climático.
La condición especial de Greta Thunberg es de cuidado ya que al tiempo que presenta Asperger está siendo un foco de atención global, una situación que puede ser muy difícil de llevar. La madre de Greta es cantante de ópera y su padre actor, dentro de sus ancestros por la línea de su padre se encuentra Svante Arrhenius, Premio Nobel en 1903, el científico más reconocido por advertir el impacto de las emisiones de CO2 generadas por el consumo de combustibles fósiles sobre el clima del planeta. En un libro escrito por sus padres, Escenas del corazón, se describe la condición de Greta y su profundo enfoque en el tema ambiental y el cambio climático. Algunas personas podrán argumentar que Greta sufre una obsesión por el cambio climático, pero ¿no debería estar todos obsesionados por salvar nuestra casa cuando se está incendiando?. El tema aquí es que el fuego no es tan evidente y cuando nos demos cuenta será demasiado tarde para apagarlo.
Poco difundida en nuestro país, la protesta del viernes pasado fue respaldada por más de 15 mil científicos de Europa y Estados Unidos que llamaron a apoyar las acciones juveniles del “Viernes por el Futuro” (Friday for Future). Los científicos miembros del PICC y, en general, todo el mundo académico que tiene información al respecto, están de acuerdo en que se debe actuar de manera urgente, como si la “casa se estuviera incendiando”, porque sí lo está.
Naomi Klein, una de las voces más lúcidas sobre el desastre de la actual civilización, escribió su tercera gran obra Esto lo cambia todo. El capitalismo contra el clima, en la que entra en las profundidades del mundo de las corporaciones y la política para mostrar cómo los intereses de esa minoría, cooptó la política en los Estados Unidos para evitar compromisos frente al cambio climático. Su libro expone en detalle cómo la adicción al lucro de unos cuantos, con nombres y apellido, está llevando a la civilización a un callejón sin salida.
La protesta de los niños y jóvenes tuvieron un lema en común, muy parecido al de Naomi Klein: “cambiemos el sistema, no el clima”. Naomi Klein observa que es necesario cambiar al mundo, antes de que el mundo cambie tan drásticamente que se vuelva un lugar inseguro para todos. Más allá de posturas liberales o conservadores, de izquierda o derecha, debemos reconocer que la crisis civilizatoria que enfrentamos requiere un cambio de fondo del sistema. Ese sistema debe ser democrático y que se gobierne por el bien común sin la interferencia de los poderes económicos legales e ilegales.
Como dice Greta: hasta un niño entiende que deben reducirse las emisiones de gases de efecto invernadero, disminuir el consumo de combustibles fósiles, que las naciones ricas deben tomar los compromisos más fuertes para hacerlo. Pero, también las naciones llamadas en vías de desarrollo deben iniciar la transición energética de forma urgente.
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