Yo fui el único que me salvé, dice Fredy Eleazar Noriega, sobreviviente al Huracán Ismael en 1995

Belizario Reyes
13 septiembre 2021

El pescador narra que tras hundirse la embarcación en la que trabajaba, nadó durante 24 horas en el mar apoyado por una boya

A 26 años del paso del Huracán Ismael que dejó 57 pescadores muertos y 59 personas más sin vida en tierra, a Fredy Eleazar Noriega se le humedecen los ojos de tristeza porque fue el único que sobrevivió, de los ocho tripulantes de la embarcación en la que trabajaba en ese entonces.

El ahora maquinista del barco “Capitán Peludo” de la flota camaronera mazatleca tiene cerca de 35 años embarcándose en las temporadas de pesca de camarón de altamar, por lo que en septiembre de 1995, integraba la tripulación de uno de los barcos que andaban en el Golfo de California que no recibieron el aviso a tiempo de la proximidad del ciclón para resguardarse en un puerto seguro.

“Del ‘Ismael’, si le platico yo fui el único que me salvé, de la misma empresa donde yo ando ahorita fallecieron todos mis compañeros (tripulantes de la embarcación donde iba), yo nada más me salvé, está difícil como vamos otra vez a batallarle con los tiempos y ojalá no nos agarre un mal tiempo, porque ya se pone uno a pensar y siempre que hay mal tiempo el camarón se pierde y empieza a batallar uno más”, expresa en entrevista.

Mientras participan en el avituallamiento o preparación del barco con el que saldrá vía la pesca ya que inicie la temporada de capturas de camarón en altamar 2021-2022 en el Océano Pacífico, dice que junto cos sus compañeros van con toda la ilusión de que les vaya bien para que vuelvan a hacer otro viaje después del primero, para seguir pescando y trabajando.

Pero tiene presente el recuerdo de que durante el paso del Huracán Ismael fallecieron muchos pescadores, entre ellos todos sus compañeros de tripulación del barco “Michel Cárdenas”, de la pesquera mazatleca Abel Noé.

“De la embarcación que yo iba fallecieron todos mis compañeros, nada más yo me salvé, de eso que le estoy hablando fue muchísima gente ahogada, fue mucha gente”, recuerda Eleazar Noriega.

“Una ola nos dio vuelta llegando a Topolobampo, nos dio vuelta el mal tiempo, íbamos ocho personas, quién iba a salir a rescatarnos por el mal tiempo, nadie, imagínese quién va a salir, no sale nadie, hasta que ya se calma el mar pues ya empiezan a salir a ver quién rescatan o algo, en ese tiempo está muy difícil que una embarcación salga a echarte la mano”, cuenta.

“Yo traía una boyita, esa fue la que me ayudó porque no la podía, esa me echó la mano toda la noche, porque me aventé 24 horas en el mar nadando”.

Con la tristeza reflejada en el rostro y por momentos con la voz entrecortada expresa que cuando una ola golpeó el barco, éste se llenó de agua y se hundió inmediatamente.

“Yo en el momento salí, yo cuando volteé ya la embarcación ya no estaba, aparte que ya era tarde, con el ciclón y todo eso ya está obscuro, ya en la noche ya no vez y la ola te revuelca, ya eran como las cinco de la tarde, pero ya con la obscuridad del nublazón y la lluvia ya estaba obscuro, mis compañeros salieron dos, pero ya ahogados”, continuó.

“Y a los demás los sacaron a los 43 días, los sacaron junto con el barco, porque se fueron con todo y barco, hallaron el barco en el fondo del mar y sacaron los cuerpos, allá los incineraron en Culiacán a ellos, una cosa fea, horrible, que no se lo deseo a nadie”.

Fredy Elezar Noriega narró que tras permanecer flotando 24 horas en el agua salió a la orilla a la Isla Santa María, que es una bahía y de ahí lo transportaron en una panga a Topolobampo, donde ya había muchas personas en la misma situación que él de naufragio por el paso del huracán.

Tras salvar la vida dijo que pensó muchas cosas, pero tenía que seguir trabajando para sacar adelante a su familia, entre ellos a sus hijos que ahora ya son independientes y con familia propia.

Por ello en esa misma temporada decidió embarcarse nuevamente a sus cerca de 25 años de edad, pues tenía que llevar el sustento a su familia.

“Uno piensa mil cosas, pero tienes que trabajar porque nadie te va a mantener, tiene que trabajar uno y tienes que seguirle echando para adelante porque no hay para más, no hay de otra, esa misma temporada salí, al otro viaje ya salí yo para llevarle el sustento a la familia”, explica.

“La empresa me dio a escoger, si te quieres quedar, quédate, la empresa te va a pagar hasta que tú quieras, ya que te sientas mejor o algo, pero no, dije yo: voy a salir a viaje y sí, la empresa me ha echado mucho la mano la verdad, desde antes y desde entonces me ha echado mucho la mano, siempre he trabajado con ellos”.

A 26 años de esos hechos, en este mes se prepara para iniciar una nueva temporada de capturas de camarón ya que dice que no hay mucho trabajo en puerto, por lo que tiene que salir a pescar, a trabajar para seguir llevando el sustento a la familia.

Manifiesta que anteriormente, en 1995 había poca comunicación con las embarcaciones, era vía radio nada más, no había teléfonos celulares, les daban el estado del tiempo a las 10 de la mañana y a las 15:00, 16:00 horas y después la tripulación de los barcos camaroneros ya no tenían comunicación con nada.

“Ahora tienes más manera de irte a refugiar porque tienes los celulares y de todos modos ahí en los celulares (con la información y noticias) pues lo vas siguiendo al ciclón, vas viendo y todo, vas viendo por dónde se va moviendo, ya toma precauciones uno desde antes, ya para que lo sorprenda a uno ya está más difícil ahorita”, expuso ahora con 55 años de edad.

De acuerdo con lo que se informó en su momento, fue el 12 de septiembre de 1995 cuando “Ismael” alcanzó la categoría de huracán y el 14 de ese mismo mes azotó las costas de Sonora y Sinaloa, tocando tierra de Huatabampo, Sonora, por lo que dejó 57 pescadores muertos y 59 personas más sin vida en tierra, además dejó 52 barcos gravemente dañados o hundidos y millones de pesos en pérdidas materiales.

Tras el paso de dicho ciclón, Fredy Eleazar Noriega comparte que volvió a nacer y de ahí en adelante ha sido difícil salir nuevamente al mar en cada temporada de capturas.

“Ha sido difícil porque cada vez que salgo a viaje no deja de pensar uno que te agarra una cosa de esas, pues ya prácticamente ya no voy a aguantar una cosa de esas (que lo sorprenda un ciclón en el mar)”, reitera el maquinista de la embarcación “Capitán Peludo”.

“Aparte de que ya estoy más viejo, en aquel tiempo pues estaba chavalo, tenía 25 años en aquel tiempo, porque en aquel tiempo murió mucha gente ya mayor por lo mismo, se infartaron, se ahogaron, pero hay que seguirle echando para adelante porque no hay de otra”.