Presume Mazatlán faro 'natural'... en un cerro deforestado

Sibely Cañedo
29 abril 2018

"El Cerro de El Crestón ha estado sometido a más de cuatro décadas de deterioro físico y ambiental, por lo que presenta problemas de erosión de suelo y disminución de especies de flora y fauna"

Mazatlán presume el faro “natural” más alto del mundo, con sus 157 metros sobre el nivel del mar y resguardado por una gran barrera de acantilados que regalan una vista oceánica espectacular. La verdad es que se halla sobre la cima de un cerro que ha sufrido, por más de cuarenta años, un deterioro físico y ambiental que pone en riesgo a su flora y fauna.

 

Mientras se le apuesta a la modernización del Faro para su uso urbano y recreativo, el Cerro de El Crestón —en realidad una antigua isla— tiene problemas de erosión de suelo, deforestación y fragmentación en su estructura geológica, por constantes derrumbes que se han registrado en años pasados. Pero lo más grave es la probable desaparición de especies.

Esto se desprende del estudio “El Faro de Mazatlán, una riqueza natural y cultural”, elaborado por el Consejo Ecológico de Mazatlán (Cemaz), presentado en 2013, donde se recomendó declarar este ícono porteño en monumento natural a fin de instrumentar acciones para su rescate y conservación “antes de que sea demasiado tarde”. Pero nada de esto ha sucedido.

Ubicado en el extremo sur de la península del puerto de Mazatlán, este ecosistema alberga 33 especies dominantes de plantas y 19 de animales, principalmente de aves, reptiles y murciélagos, de acuerdo con los resultados del estudio.

Aunque no se ha realizado una nueva exploración, ante la continuidad del desgaste y el abandono, es difícil que las especies cuya presencia se documentó en aquella ocasión persistan en igual magnitud, más bien se espera su desaparición.

En contraste, lo que sí avanzó son distintas adaptaciones para su uso urbano que contemplan rampas, andadores, banquetas, miradores, una explanada en la cima del cerro, así como la remodelación de la Casa del Faro y hasta un mirador de cristal, que ha causado furor entre locales y visitantes, quienes han acudido en masa a tomarse la selfie obligada del momento. Para lo cual, se rasparon aun más lo caminos y se tomaron algunos espacios en la terracería.

Incluso, está autorizado el proyecto de instalar allí una tirolesa de 1.5 kilómetros de largo y 148 metros de altura, anunciada como la más alta de Latinoamérica sobre el nivel del mar. Aunque se promueve con un atractivo ecoturístico, no se ha informado de ningún plan de conservación de este espacio natural.

“Al rato van a poner un Oxxo”: Valle

Ante el auge desarrollista en el puerto de Mazatlán, el Cemaz urge a frenar la urbanización de áreas naturales y rescatan la propuesta de declarar al Faro monumento natural, una categoría de las áreas naturales protegidas establecida en la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente (LGEPA).

Para Sergio Valle Espinosa, secretario de biodiversidad de esta asociación, las intervenciones en el Faro han sido totalmente discrecionales.

“Ahí hicieron lo que quisieron porque no está decretado como área natural protegida, a pesar de que el cerro de El Crestón cumple todas las características de un monumento natural; desde el año 2000 debió haber sido decretado, pero no lo hicieron precisamente para hacer las adecuaciones que han venido haciendo sistemáticamente”, criticó.

Advirtió que de no parar las construcciones, el Faro perderá su esencia, pues las autoridades y empresarios construyen sin tener en cuenta los parámetros de la conservación.

En ese sentido, Valle Espinosa se manifestó en contra de la tirolesa que una empresa privada tiene proyectado instalar de El Crestón hasta la Glorieta Germania, cruzando el paisaje de ese emblemática zona.

“Urge declarar al faro monumento natural para que frenen la urbanización, al rato van a poner ahí un Oxxo, un 'table' y cuanta cosa se les ocurra”, ironizó.

El artículo 52 de la Ley General de Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (LGEPA) establece que este tipo de sitios “se establecerán en áreas que contengan uno o varios elementos naturales, consistentes en lugares u objetos naturales, que por su carácter único o excepcional, interés estético, valor histórico o científico, se resuelva incorporar a un régimen de protección absoluta”.

Siguiendo esta normatividad, en los monumentos naturales sólo podrán permitirse actividades relacionadas con su preservación, investigación científica, recreación y educación.

Devastadas dos terceras partes de El Crestón

Desde 1974, el cerro de El Crestón se encuentra completamente devastado ecológicamente hasta sus primeras tres curvas de nivel (90 metros), esto es casi dos terceras partes, resalta el estudio, en el cual se consigna como en 2007 y 2008 se introdujo maquinaria a arrasar con la vegetación para ampliar los caminos.

A partir de la segunda curva de nivel, a una altura de 60 metros, es una zona altamente fracturada porque ha habido derrumbes frecuentes, como el ocurrido hace tres años.

De los 60 metros hacia arriba es donde ya no hay deforestación, y es ahí donde se refugian la flora y fauna sobreviviente, y es ahí donde ahora colocan una plancha de vidrio como mirador.

David Ocampo Peraza, director del Centro para la Educación Agrícola y Ambiental (CEAA), exhortó a instrumentar un programa de reforestación.

“Cualquier proyecto que se haga ahí debe ser analizado cuidadosamente, pero sobre todo reforestar con plantas nativas, darle esa belleza de nuestra flora endémica regional”, consideró.

El activista propuso difundir las características y la importancia de las especies, ya que estos espacios deberían ser destinados a la educación ambiental. Actualmente, dijo, los mazatlecos desconocen totalmente sus patrimonio natural y cultural, como el que tienen en el Faro.

La vida oculta bajo el Faro

Entre la flora y fauna que habita en el cerro del Faro se encuentran especies en peligro de extinción, como el Gorrión (Carpodacus mexicanus) y la iguana verde (Iguana iguana), enlistadas en la Norma Oficial Mexicana 059 de la Semarnat y la primera de ellas de distribución endémica.

Como especies dominantes de vegetación se documentaron cactáceas, como el cardón, el nopal, la pitahaya y el agave lechuguilla. También árboles como habal, camichín, algodoncillo, huizache e higueras. Hoy, las faldas del cerro lucen devastadas. Atrás quedó su verde colorido.

En cuanto a los animales que ocupan este hábitat, también hay organismos endémicos como el vampyrum espectrum, un tipo de murciélago similar a uno hallado en Australia, pero que se ha arraigado en el cerro del Crestón, donde convive con otras especies de murciélagos en las grutas y cavernas.

Según las últimas observaciones, se podían hallar iguana negra, iguana verde, boa constrictor, camaleón; y aves como la chalangantina, el zenzontle, la calandria y el jilguero.

Una guía para los navegantes y una cueva de piratas

El Cerro de El Crestón es el depositario de una larga historia que simboliza la grandeza del puerto de Mazatlán, declarado por decreto de las Cortes de Cádiz como el primer puerto de altura del Pacífico Mexicano, en 1821.

En estos años, se intensificó el tráfico naviero a tal grado que cada año llegaban al puerto más de 60 navíos de Europa y del lejano Oriente, que regresaban cargados de barras de oro y plata de las minas de la región, según la crónica difundida por el Ayuntamiento.

Es hasta el año de 1828 que El Crestón comenzó a utilizarse como señalamiento marítimo. Primero de manera rústica con antorchas alimentadas de madera y carbón, después con lámparas tipo Fresnel, que permitían un alumbramiento de mayor intensidad.

En 1892, siendo presidente municipal Bernardo Vázquez, empiezan las primeras construcciones; y en 1930, se hacen las primeras adaptaciones al Faro y se amplía la escollera del cerro de la Azada para que se convierta en un cuerpo de tierra unido al puerto, tomando la forma en que se le conoce en la actualidad.

Abundan las leyendas de piratas que cuentan que, en el siglo XVI, escondieron tesoros en sus cavernas el famoso bucanero inglés Thomas Caldrens o Cavendich y el holandés Spilbergen, producto de sus despiadados saqueos en altamar.

 

¿QUÉ DICE LA LEY?

 

LGEPA

ARTÍCULO 52.- Los monumentos naturales se establecerán en áreas que contengan uno o varios

elementos naturales, consistentes en lugares u objetos naturales, que por su carácter único o

excepcional, interés estético, valor histórico o científico, se resuelva incorporar a un régimen de

protección absoluta. Tales monumentos no tienen la variedad de ecosistemas ni la superficie necesaria

para ser incluidos en otras categorías de manejo.

En los monumentos naturales únicamente podrá permitirse la realización de actividades relacionadas

con su preservación, investigación científica, recreación y educación.

 

https://www.conacyt.gob.mx/cibiogem/images/cibiogem/protocolo/LGEEPA.pdf

 

¿CÓMO ES LA CONFORMACIÓN FÍSICA DE LA ANTIGUA ISLA?

 

Esta antigua isla tiene 643 metros de longitud por 321 metros de ancho, su línea de costa está formada por una sucesión de farallones o de acantilados y por la parte este del cerro, se extiende un rompeolas de 450 metros de longitud, constituyente del antepuerto.