Por el amor a la conservación de los oceános, la historia de MazConCiencia continúa...
A cinco años de la fundación de su asociación civil en pro del medio ambiente en Mazatlán, la activista Sofía Trejo narra para los lectores de Noroeste las peripecias y los retos que ha vivido para luchar por un puerto más limpio
Hace un poco más de cinco años que inicié trabajando por mejorar el medio ambiente en Mazatlán, lo hice a manera de rebeldía. Quería demostrar que con voluntad se podían lograr cosas positivas y buenas para todos, ya que, cuando quieres hacer algo, lo que a la mayoría les detiene es el “presupuesto”.
Cuando planteaba mis ideas a algunas personas, la respuesta era “sí, pero hay que conseguir recursos, algunos incluso hasta una cuenta estratosférica me hicieron (jeje)”.
Una de las primeras personas que apoyó estas propuestas fue Lourdes San Juan como directora de Ecología y Medio Ambiente; fue muy importante porque me brindó el apoyo que se necesita para hacer cosas, si hasta para recoger basura hay que contar con un apoyo y respaldo.
En el transcurso de las semanas, algunas puertas se cerraron, pero lo importante es que las que se abrieron hicieron la diferencia.
Contar con el apoyo de una persona como el doctor Humberto Becerra fue decisivo para impulsar las primeras actividades; de manera genuina recibí todo su apoyo.
Había que contar con manos, así que la colaboración del Instituto Tecnológico de Mazatlán, con los profesores Juan Carlos Franco y Leonor Peraza, fue realmente importante.
Plantear las ideas y mejorarlas, analizar y proponer, poner manos a la obra, invertir horas libres, equivocarse y volver a empezar nos dio un aprendizaje invaluable.
Ahora sabemos qué funciona y qué no bajo diferentes condiciones. Y cuando ya estábamos metidos con todo, pero con un avance un poquitín lento, recibí una llamada, número desconocido y... nunca olvidaré que la llamada fue de una entrañable persona, Balbina Herrera de Medrano.
Me dijo: “Sofía, yo quiero ayudarte”, sin saber de mí previamente me brindó un apoyo invaluable.
De esta manera el sector pesquero estaba presente.Y fue así que, después de haber colaborado en la campaña “Por un Mazatlán del todo limpio” con contenedores en forma de peces gigantes para PET y para colillas de cigarro, instalamos nuestra primera biobarda, construida de materiales reciclables como PET y redes de pesca de camarón, tejida con nuestras propias manos. Al principio todos estábamos muy emocionados esperando con toda el alma que funcionara.
También escuchaba voces decir “eso no va a funcionar”, “no sé para que pierde el tiempo”, y me daba un poco de desesperanza y estrés, sin embargo, en la primera lluvia del 2019, la biobarda casi colapsa de tantas toneladas de basura que evitó que llegaran al océano. ¡No cabíamos de felicidad!, la biobarda había funcionado.
Cuando nos dimos cuenta de que solos no podíamos sacar esa enorme cantidad de basura fue cuando esa gran gestora, que mueve montañas a fuerza de voluntad, entró en acción. María Esther Juárez Nelson llamó a medio Mazatlán y consiguió lo necesario: máquinas, equipo, personas y un gran etcétera.
Fue así como logramos sacar 25 toneladas de basura un inolvidable miércoles trabajando durante ocho horas continuas.
Estos residuos que fueron y siguen siendo difíciles de sacar, entre troncos, ramas, bolsas de basura y cantidades industriales de materiales de un solo uso son algunos de los que la biobarda evita que lleguen al océano cada lluvia.
Ahora sabemos que sacar los residuos que se acumulan no es nada fácil, se necesita la voluntad de las personas que realmente tienen un interés genuino por la conservación de nuestros océanos.
Durante esa agobiante jornada de limpieza en la biobarda fue que una gran persona sumó su fuerza y espíritu, nuestro estimadísimo Nacho (Ignacio Zataráin Ante) que, desde ese día, nos da la fuerza y el empuje para seguir adelante, a veces me da un poco de miedo cuando me dice “¿y ahora qué sigue?”.
Cuando vino la pandemia y era complicado conseguir materiales para construir la biobarda llegó Dulce Munguía ofreciendo la colaboración de una empresa a la que quiero muchísimo por haber sido parte de mi formación profesional: Pesca Azteca ofrecía colaborar con nosotros mediante la donación de tramos de biobarda.
¿Qué les puedo decir?, mi corazón se llenó de júbilo sabiendo que se resolvían algunas de nuestras preocupaciones más apremiantes durante esos días inciertos. Desde ese día, 17 de julio del 2019, Pesca Azteca se convirtió en uno de nuestros aliados más valiosos.
Fernando Letamendi y PMA de Mazatlán son nuestro ángel de la guarda, no hay cosa que necesitemos que PMA rápidamente ofrezca su ayuda y colaboración.
De verdad, son invaluables. Sabemos que hacer jornadas de limpieza en playas no resuelve la problemática de contaminación por residuos sólidos mientras no se trabaje desde el origen, es decir, una disminución sustancial de la generación de materiales de un solo uso.
Pero también sabemos que limpiar playas contribuye a fomentar una conciencia ambiental de los que participan, hace visible la problemática a la opinión pública a la vez que le da un pequeño respiro a la naturaleza.
Hemos trabajado en varias playas de Mazatlán, pero hemos convertido en nuestra cruzada personal el manglar de la Isla de la Piedra. ¿Y porque el manglar?, tierra de nadie hasta que no se le vea un potencial valor inmobiliario.
El manglar de la Isla de la Piedra acumula todos los residuos sólidos urbanos que llegan hasta ahí por la boca del estero del Infiernillo, estero de Urías, Parque Industrial Bonfil, canales, etc. y por efectos de marea llegan para quedarse por años en el manglar.
En esa zona también llegan aves migratorias a descansar, por lo que es importante para nosotros disminuir un poco el impacto que la contaminación plástica para que estas aves marinas, importantes para los ecosistemas y el manglar, fuente valiosa de captación de carbono, se conserven el mayor tiempo posible.
Los colilleros surgieron al darnos cuenta de que el segundo residuo encontrado en la arena después de los plásticos son las colillas de cigarro, muy difíciles de colectar.
Fue un impacto la enorme cantidad que había en Playa Norte antes de decidirme a hacer algo al respecto.
Los colilleros han sido todo un éxito, escuchar que se ha disminuido la presencia de colillas en el tramo de Olas Altas donde están colocados la mayoría de los contenedores nos impulsa a continuar trabajando con ellos, créanme, no es nada agradable vaciarlos y aun así, las 28 mil colillas anuales que se colectan valen la pena el esfuerzo si las multiplicas por los 8 litros de agua que una colilla de cigarro contamina.
Por supuesto, el que nuestras acciones se publiquen en diferentes medios informativos es de gran relevancia porque contribuye a que los ciudadanos sean conscientes de su entorno y la problemática que presenta.
Nunca voy a olvidar mi primera entrevista por Cecilia Barrón, estaba tan nerviosa y ella se portó tan linda que, después era una especie de medio de consulta, aún lo es, lo siguen siendo todos los periodistas que se han interesado en nuestro trabajo como Sheila, Raquel, Ana Karen, Carla, José Luis, Sofy... entre muchos periodistas que siempre son muy atentos y amables y que cuando hay que meter las manos, incluso, nos ayudan.
MazConCiencia ha recibido reconocimientos gracias a personas que han visualizado nuestro trabajo, por ejemplo, Isabel Mendoza Camacho en su gestión como secretaria de Desarrollo Sustentable del Estado de Sinaloa reconoció nuestro trabajo mediante el premio al Mérito Ecológico del Estado en el 2021.
Y sí, nadie es profeta en su tierra. Quizá MazConCiencia no tiene tanto tiempo, aunque cinco años de trabajo continuo se sienten como 10, quizá MazConCiencia no es tan conocida por muchas personas como quisiéramos.Lo que MazConCiencia sí es, un ejemplo de lo que se puede lograr con la suma de voluntades.Ahora, con seis integrantes a los que los une el amor por conservar nuestros océanos desde nuestras posibilidades: María Esther, Balbina Libita, Andrea, Nacho y Sofía.
Contar ahora con el apoyo de empresas como Pesca Azteca, Maz Sardina, PMA, Café El Marino, Instituto Tecnológico de Mazatlán, Mazatours, Bejuco Travels y Bureo, quien gracias a Xchel Palafox que nos encontró, recibimos apoyo para materiales.
Ahora, muchos voluntarios se suman día con día, como los jóvenes de Olitas Surf, y eso nos permite continuar ocupándonos del pedacito que nos toca.