La violencia obligó a Elisea y a su familia a partir de La Petaca, Concordia. ‘Nos dijeron que nos saliéramos’, cuenta
Fueron desplazados al igual que la mayoría de los pobladores por personas armadas que andaban en esa zona
El 17 de julio del 2017 la señora Elisea, junto con su familia, salió de la comunidad de La Petaca, en la zona serrana del municipio de Concordia, al ser desplazada al igual que la mayoría de los pobladores por personas armadas que andaban en esa zona y ahora es una de las beneficiadas con una casa en el nuevo Fraccionamiento CVive, en Mazatlán.
“Había gente de esa que andaba y nos dijeron que nos saliéramos, que se quedara solo allá, que nada más nos saliéramos, toda la gente se salió y ahora ya están empezando a ir, pero nosotros no porque no hay trabajo, no hay nada”, agregó Elisea, de 66 años de edad.
En entrevista recordó que cuando salió desplazada de su comunidad se vino a Mazatlán con su mamá Bernardina, ahora de 85 años de edad, su esposo, un nieto y un hijo.
“Llegamos allá con un yerno de una hermana mía, allá nos estuvimos en un ranchito (en el municipio de Mazatlán) y era difícil porque no era casa de nosotros, mi esposo es el que ha trabajado y mis hijos, pero ya un hijo ya se casó, ya no está conmigo”, continuó tras dar a conocer que en esa casa vivían en total 13 personas.
Después se cambió a una casa ubicada en la Colonia Flores Magón, en esta ciudad, y los fueron llamar por ser desplazados por la violencia para ver si podían acceder a una casa y ya acudían a las reuniones, marchas, al movimiento de familias desplazadas.
Precisó que por la edad avanzada de sus familiares y ella la seleccionaron para darle una de las primeras 50 casas ya construidas y asignadas en el Fraccionamiento CVive para desplazados por la violencia en el sur de Sinaloa.
“Ahora ya estamos aquí, ya estamos a gusto, ya no pagamos renta, ya que nos venimos a la Flores Magón estábamos pagando renta, ahí estuvimos un año y medio, pagábamos mil 100 pesos al mes, ahora ya se puede ahorrar ese dinero para otra cosa”, dijo la señora Elisea.
Manifestó que en su casa en el nuevo asentamiento humano en mención, ubicado entre los fraccionamientos Rincón de Urías, Alborada y Palmares viven cuatro personas, su mamá, su esposo, un nieto y ella.
La señora Elisea dio a conocer que las familias que ya radican en el nuevo fraccionamiento para personas desplazadas por la violencia tienen actualmente energía eléctrica porque se las pasa otra gente del Fraccionamiento Palmares, pero no les han instalado dicho servicio, además no les han instalado los servicios de agua potable y drenaje.
“Aquí estamos sufriendo por el baño, (nada más tienen un baño portátil a unos 50 metros de distancia), pues allá está, pero está muy arriba, se dificulta (ir hasta allá a su mamá de 85 años) porque no puede caminar, no, hemos sufrido mucho, pero ya querían que nos viniéramos porque nos están robando las cosas, a mí me robaron una puerta y pues ahora cómo las va a comprar uno”, dijo en entrevista frente a su nueva vivienda en Mazatlán.
Por su parte la señora Alma “N”. salió el 26 de febrero del 2015 de la comunidad de La Capilla del Taxte, también en la zona serrana del municipio de Concordia.
“Yo me salió el 26 de febrero del 2015, esa fecha se la puedo decir a toda la gente porque jamás se me va a olvidar, yo estaba en El Salto, iba llegando, se produjo una balacera y mataron a un ahijado mío y a un muchacho de ahí, una balacera muy fea, entonces dijo mi hermana la mayor de Durango: hermana sálganse, no esperen que les toque un balazo en la cabeza”, continuó Alma “N”.
“Mi madre murió en 2014, a tres meses de su muerte nos salimos, (después) yo siempre viví con mi hija, arrimada, aquí en Mazatlán, yo no tuve para pagar renta, entonces siempre viví con mis hijas, muy a gusto con mis hijos, de mantenida”.
Recordó que cuando supo que había un grupo de personas desplazadas por la violencia se apuntó y el dirigente del Movimiento Amplio Social Sinaloense, Miguel Ángel Gutiérrez Sánchez, ayudó mucho a las personas desplazadas, lo mismo que Lorena García y quienes les ayudan.
“Me tocó de las primeras casas, yo siempre voy a agradecerle al señor lo que ha hecho por nosotros”, recalcó.
También dijo que el tener su propia casa representa para ella una bendición porque ya tiene un lugar propio y si Dios le da más vida le hará un porchecito, ya se hizo el contrato para que les conecten el servicio de energía eléctrica.
Además, reiteró que es una bendición tener ya su casa propia en Mazatlán porque hay gente que toda la vida no tiene casa, pero no lucha por un ideal y la gente que critica que se le otorga casa a los desplazados los invitó que acudan a su comunidad en La Capilla del Taxte para que vean lo difícil que es estar allá por la violencia.
“A ella se le perdió un hijo (a su vecina Silvia “N”.), no se salió por gusto, porque tenía su casa buena, nada más que la gente dice muchas cosas, pero hay gente que tiene toda la vida en Mazatlán, pero nunca lucha por un ideal, ellos quieren que todo caiga del cielo y del cielo no cae nada, hay que luchar por lo que queremos, por lo que anhelamos”, reiteró en entrevista.
“Yo me vengo, soy desplazada, ahí me estoy toda la vida con mi hija, pero la casa no es mía, tengo que luchar por lo mío para los últimos años vivir ya solita a gusto, sin que nadie me diga nada”.