Jesucristo invita a ser hombres y mujeres de paz: Obispo de Mazatlán
Subrayó que la paz de Cristo requiere de la colaboración de mujeres y hombres, es también una tarea y un empeño humano
Jesucristo invita a ser hombres y mujeres de paz, pues Dios no ha creado al ser humano para la división, ni para el enfrentamiento ni para la agresión, dijo el Obispo de la Diócesis de Mazatlán al oficiar la misa de las 12:00 horas de este sábado en la Catedral Basílica de la Inmaculada Concepción por la Navidad.
“También Jesucristo, príncipe de la paz, nos invita a ser hombres y mujeres de paz, Dios no nos ha creado para la división, ni para el enfrentamiento, ni para la agresión, sino para la paz y la fraternidad”, agregó Monseñor Mario Espinosa Contreras ante centenares de fieles que acudieron a la eucaristía por la celebración del nacimiento del Niño Dios en Belén.
“La paz es un don divino que nos ha aportado la obra de Jesucristo, la paz no es ausencia de conflictos, ni equilibrio de fuerzas contrarias, ni es una situación que se impone por la fuerza, la paz es el shalom, que lo decían y lo dicen los hebreos, shalom, y consiste en estar en armonía con Dios, en armonía con las personas y con toda la creación, ella nos proporciona desde nuestro interior serenidad e íntima alegría”.
Subrayó que la paz de Cristo requiere de la colaboración de mujeres y hombres, es también una tarea y un empeño humano.
“Su raíz está en nuestro corazón y requiere rechazar el pecado, no hay paz verdadera sin conversión a Dios, necesitamos dar la espalda a la maldad y dar la cara a Dios, la paz es igualmente el fruto del respeto a la dignidad humana y nos pide crecer en la positiva valoración de todo ser humano, siendo conscientes que todo hombre y mujer son sagrados”, recalcó Monseñor Espinosa Contreras.
“La paz está constantemente amenazada por el pecado personal y por el pecado social, la paz nunca es una realidad constituida, consolidada, es una tarea constante, hay que cuidarla, que todos nos esforcemos en ser hombres y mujeres de paz, pedimos fervorosamente al Niño de Belén, a María y a José que nos libren de esta fatigosa pandemia, que fortalezcan a los enfermos y a los profesionales de la salud”.
También pidió que obtengan el eterno descanso quienes han sido víctimas del Covid-19 y se favorezca que se conforten sus familiares.
El Obispo de Diócesis de Mazatlán, que comprende todo el sur de Sinaloa, expresó que María de Nazaret, llena de dones, en el ejercicio de su libertad constantemente decidida a cumplir el plan de Dios fue una mujer fecunda que llegó a ser la tierna y diligente madre de Jesucristo y con su ejemplar disponibilidad y obediencia al Padre fue para su hijo y es para toda la humanidad una bendición y reina de la paz.
Precisó que bendición en su raíz etimológica quiere decir hablar y desear el bien y la bendición alcanza su máxima expresión cuando se hace, cuando se realiza el bien a los demás.
“María en su vida terrena y glorificada ha sido una bendición, en Belén, Egipto y Nazaret con su amor, trabajo, servicio y oración siempre buscó hacer en bien a su familia, a sus vecinos, a los discípulos de su hijo y actualmente con su valiosa intercepción no cesa de implorar que nosotros hagamos lo que Cristo nos enseña y que seamos como Él que transcurrió los días de su existencia terrena haciendo el bien a todos, incluso a sus enemigos”, subrayó Monseñor Espinosa Conteras.
“María es una bendición, por ello es bendita entre las mujeres y bienaventurada la proclaman todas las generaciones, todos nosotros en Navidad y a lo largo de todo el año estamos invitados a vivir el plan de Dios, de construir la familia de los hijos de Dios y con la luz de la palabra de Cristo, auxiliados con su fuerza sacramental y con la inspiración de María, de José y de los santos tratar de ser una bendición para nuestra familia y para todos los que nos rodean”.
Reiteró que los seres humanos serán una bendición si cumplen con dedicación sus deberes de esposos, de padres, de hijos, de estudiantes y trabajadores y si en todo lo que hacen y viven procuran con generosidad hacer el bien y si se prodigan en obras de caridad, honestidad, respeto, verdad y justicia.