Hay tanta agua en El Pozole, que en el patio de una casa se mueven por canoa

Ana Miriam Valdez
17 septiembre 2021

Los habitantes han tenido que rescatar su pertenencias o los ladrillos que se quedaron en el fondo de los encharcamientos para poder sacar algo de dinero

A canoa y hieleras, los habitantes de El Pozole han tenido que rescatar su pertenencias o los ladrillos que se quedaron en el fondo de los encharcamientos, pues una vez que los rescatan los pueden recuperar para poder sacar algo de dinero, informó Lucy, una habitante de la comunidad que su casa se encuentra a pie de una laguna que se formó por “Nora”.

A la orilla de esa formación de agua, se observan piezas de objetos con los que se hacen los ladrillos, herramientas, troncos, enseres domésticos que el agua sacó de otras casas y un hedor a drenaje que sin el cubrebocas se marea cualquiera.

“Todo eso que está hundido ahí todo eso es de mi suegro, en todo eso hay ladrilleras... esos trazos de leña son los que se utilizan para la ladrillera, ahí andan sacando poco a poco, un día aparece una cosa y otro día otra”, explicó Lucy.

Fueron alrededor de 10 hectáreas lo que se afectó frente a la casa de Lucy, un lugar que tenía alrededor de 12 fábricas de ladrillos trabajando, las cuales hoy se encuentran sumergidas en la profundidad de estas nuevas lagunas de agua estancada.

“En este pedazo nada más hay como seis ladrilleras, yo veía que un muchacho ahí tenía, allá otras dos y si ve para allá, allá hay hule, son con lo que ellos (trabajadores) tapan las ladrilleras cuando llueve, pero pues ahora ni así”.

Ella evita que sus hijos salgan de su casa para evitar que huelan el agua y sufran de alguna infección, aunque a veces es difícil porque su vivienda es pequeña y cuando menos piensa ya están jugando.

Su patio, está lleno de artículos que el agua y el viento ha ido descubriendo, además de algunos gallos que se salvaron porque están acomodados en una pequeña colina, sin embargo dijo que el ganado que habitaba enfrente no corrió con la misma suerte.

“Cuando estaba cayendo el agua yo oía que gritaban los animalitos, eran como 50 que se ahogaron y nadie los podía salvar porque además el señor ya está viejecito y él vive en Mazatlán, pues no estaba aquí y ni como viniera”.

Además de los ladrillos, el ganado y sus viviendas, muchos habitantes también perdieron parcelas enteras de chiles.