'¡Gracias, muchas gracias', les dicen los niños a los Reyes Magos, en Mazatlán
"Para recibir a los Reyes Magos, Aranza se cepilló el cabello y sonrió... la misma alegría mostraron otros pequeños que viven en terrenos invadidos y colonias de la periferia del puerto al ver lo que habían pedido: patines, bicicletas y hasta tab"
Sin duda, el 2020 fue un año difícil para casi todo el mundo. La cuestión era si también para los Reyes Magos, y si podrían salir a repartir juguetes este 6 de enero.
Como cada año, Periódico Noroeste emprendió la campaña Se Busca Un Rey Mago, en la que se cuentan las historias de decenas de niños que, sin importar las condiciones en las que vivan, tienen sueños, y también la fantasía de recibir un regalo de Melchor, Gaspar y Baltazar... que no son otros que los mismos lectores de este diario.
La tarea de los reyes pareció complicada en un principio: ningún juguete llegaba a la redacción.
Pero conforme se acercaba la fecha y las historias seguían contándose desde las viviendas en invasiones y colonias más excluidas de la ciudad, poco a poco fueron llegando muñecas, pelotas, cocinitas, bicicletas, juegos de mesa, osos de peluche, dinosaurios y tantos personajes con nombres difíciles de aprender para un adulto.
Esta mañana, finalmente los Reyes Magos salieron desde temprano del edificio de Periódico Noroeste con rumbo a los domicilios de los niños que se animaron a compartir sus historias y sueños.
La primera escala fue la casa de Aranza, quien con su hermano Daniel vive en los márgenes del Estero del Infiernillo. Su madre la cepilló poco antes de que atropellara la puerta para salir al encuentro de los Reyes Magos. Una Barbie ya la esperaba en su empaque nuevo, mientras que a Daniel, un muñeco de aventuras.
"¿Cómo se dice?", le indicó su madre.
"Gracias... gracias", respondió.
La segunda parada de los reyes fue a unos metros de distancia, en la colonia Independencia, exactamente en la casa de Kimberly.
La niña que quiere ser maestra porque ama las matemáticas y dar clases a otros niños estaba dormida, pero en cuanto la despertaron salió a la puerta a ver si le había "amanecido" lo que pidió: una tablet para las clases en línea porque en la que tenía no podía escuchar a la maestra.
Y sí, un lector de este diario le envió una tablet aún empaquetada y otros juguetes para sus hermanos.
"Muchas gracias, está muy bonita", expresó la pequeña sin quitar la mirada en el obsequio.
La caravana de juguetes fue hasta la colonia La Sirena, en la orilla sur de la ciudad, donde Juanito recibió la bicicleta que había pedido para repartir fruta de la frutería donde trabajó durante los últimos meses. Ya no trabajaba ahí... pero prometió volver.
"Me salí porque me tuve que ir a Durango, pero me voy a volver a meter para repartir. ¡Gracias!", dijo.
Aquí también se entregaron muñecas a las niñas que se acercaron atraídas por los juguetes, y antes de esto los Reyes Magos se habían dirigido a la colonia Francisco I. Madero, en la llamada Zona de Tolerancia.
Allí tocaron la puerta de la casa de Viridiana, una menor que soñaba con tener unos patines en línea porque los había visto en otra niña. Un niño de su barrió corrió a avisarle a la casa donde se encontraba de visita, y tan rápido como se lee este párrafo, la niña ya se encontraba en la casa.
-¿Y a dónde vas a patinar si la calle está llena de tierra?
"Me voy a ir para allá", dijo la nueva patinadora, apuntando a una calle vecina que sí estaba pavimentada.
Toda la mañana, Melchor, Gaspar y Baltazar no solo repartieron juguetes, sino también sonrisas al recorrer estas y otras colonias e invasiones en busca de los niños que aún creen en ellos. Que aún tienen imaginación. Que aún sueñan.