En honor a su hermano y a su lucha como rastreadora, Alejandra es hoy egresada de Medicina
La fundadora del colectivo de buscadoras “Por Las Voces Sin Justicia”, no ha tenido un camino sencillo durante el cursar de sus estudios, pues en los últimos años tuvo que hacer no solamente uso de sus libros, sino que también de palas y picos para realizar sus trabajos de búsqueda de su hermano Ismael Alejandro
MAZATLÁN._ Tras cuatro años y medio de combinar sus estudios con búsquedas de personas desaparecidas, Alejandra Martínez Carrizales se convirtió en el orgullo de su familia, al graduarse en la Licenciatura de Medicina General de la Universidad Autónoma de Durango.
Como un ejemplo a seguir se le ha catalogado a Alejandra, quien no ha tenido un camino sencillo durante el cursar de sus estudios, pues en los últimos años tuvo que hacer no solamente uso de sus libros, sino que también de palas y picos para realizar sus trabajos de búsqueda.
Para la fundadora del colectivo de buscadoras “Por Las Voces Sin Justicia”, este logro representa mucho esfuerzo durante los siete años que le llevó cursar la carrera, pero sobre todo por el duro proceso que le tocó vivir con la desaparición forzada de su hermano Ismael Alejandro.
“Ha sido muy complicado, porque es llevar dos cosas a la vez. La carrera y el intentar sacar la profesión, y sobre todo el proceso de mi hermano, ha sido muy difícil, muy complicado. Creo que es el ejemplo de mi esfuerzo durante todos estos años”, señaló.
Después de dos años y medio de haber iniciado su carrera fue cuando este lamentable suceso golpeó a la familia Martínez Carrizales, pero la fortaleza de Alejandra fue lo la llevó a seguir con sus estudios a la par que comenzaba a sumarse a los trabajos de búsqueda.
Su compromiso y responsabilidad fueron tal, que no dejó que una cosa afectara a la otra, por lo que en muchas ocasiones, durante sus labores de rastreo en las zonas de la periferia de la ciudad, ocupaba unas horas del tiempo para asistir a clases de manera virtual.
“Cuando estaba en clase, las tomaba por zoom con los audífonos y a la vez, estaba en búsqueda. Incluso, durante ese tiempo, llegamos a encontrar varios positivos mientras yo estaba partiéndome en dos”.
Incluso su interés por ayudar a las personas, le permitió viajar a la ciudad de Washington D.C., en Estados Unidos, el pasado mes de febrero, con el objetivo de alzar la voz por las mujeres rastreadoras y a su vez presentar el caso de la desaparición de su hermano.
“Hubo una audiencia con la Comisión Internacional de Derechos Humanos en Washington, para tratar la protección de las mujeres buscadoras. Como han sido asesinadas varias compañeras y pedir ayuda y apoyo, además de que vean como en realidad el estado mexicano no está haciendo nada”.
Al final, todo el esfuerzo y dedicación de Alejandra tuvo sus frutos la mañana de este martes al realizar la firma de actas de recepción profesional que le permite la obtención de su título profesional.
Sin embargo, el proceso académico no ha terminado para Alejandra, quien dispuesta a seguir creciendo en el ámbito médico, buscará postularse para una maestría, sin dejar de lado su “otro trabajo” y continuar con las búsquedas de personas desaparecidas.
“Primero que nada tengo que esperar mi título, y después pienso hacer una maestría en Salud Pública, más enfocada en ese lado, además de seguir trabajando con el colectivo y a seguir buscando”, puntualizó.
Un orgullo en la familia
Quien no se cansa de demostrar el gran orgullo que siente por Alejandra, es su madre Maricela Carrizales, pues nadie más que ella sabe todo por lo que su hija tuvo que pasar para poder culminar su licenciatura.
Maricela sabe que durante los últimos cuatro años y medio, la vida de su familia tuvo un cambio de rumbo drástico, donde Alejandra sufrió por la pérdida de su hermano, un proceso con el cual tuvo que lidiar a la par por seguir sus estudios.
“Me siento muy orgullosa de mi hija. Batalló mucho la pérdida de su hermano a los 2 años y medio de su carrera, pero aún así siempre siguió con su carrera, a veces en el campo, andábamos buscando, rastreando y ella en línea conectándose porque no podía perder. Nunca reprobó ninguna materia”.
“Son siete años de su carrera, muy difíciles para nosotros 4 años y medio, porque la vida de nosotros era el campo, buscar a su hermano y ahorita gracias a Dios ya se tituló. Me siento muy orgullosa de ella y que ella siga adelante y saque adelante al colectivo”.
Su madre y compañera de búsquedas, compartió la emoción de tener en su hija una persona siempre dispuesta a ayudar, razón por la que considera decidió estudiar esta carrera, pero sobre todo por el cuidado que le tiene al colectivo y sus integrantes.
“Siempre ha estado atenta a todo lo del colectivo y a ayudar a toda la gente que se acerque a pedir ayuda. Siempre ha estado sin ningún beneficio, ni tenemos porque pedirles nada, simplemente ayudar por lo que estamos nosotros pasando, que es una cosa que no quisiera que nadie lo pasara”.
Durante la ceremonia, Alejandra estuvo acompañada por su padres Jesús y Marcela, además de sus hermanos Julián, Anais, Jéssica y su sobrino Alejandro, así como la presencia de su hermano en el pensamiento y corazón de cada uno de ellos.