El huracán Pamela se acerca a Sinaloa y, como en 1975, tiene la misma ruta del poderoso ‘Olivia’
De acuerdo con el cronista de Mazatlán, Enrique Vega Ayala, de las 9 de la noche del viernes 24 de octubre de 1975 a la 1:30 de la mañana del sábado 25 de octubre, los porteños sufrieron los estragos del huracán más fuerte que se haya presentado en los últimos 45 años
El huracán Pamela, que puede impactar al sur de Sinaloa este miércoles, trae a la memoria al huracán Olivia de 1975. ¿Por qué? Porque ambos tienen a octubre como punto en común y, por si fuera poco, la trayectoria de impacto es muy similar.
De acuerdo con el cronista de Mazatlán, Enrique Vega Ayala, de las 9 de la noche del viernes 24 de octubre a la 1:30 de la mañana del sábado 25 de octubre, los porteños sufrieron los estragos del huracán más fuerte que se haya presentado en los últimos 45 años.
En 1975 no se contaba con los recursos tecnológicos necesarios para pronosticar la evolución de una tormenta tropical hasta convertirse en huracán, y para que las poblaciones costeras tomaran las previsiones necesarias ante una amenaza de esa magnitud.
Ese viernes 24 de octubre de 1975 los periódicos ni siquiera informaron de que se acercaba un ciclón a la costa. Otro dato interesante al respecto es que la acción preventiva de las autoridades inició apenas hacia las 10:30 horas de ese día, cuando empezaron los telefonazos entre el comandante de la plaza, el Presidente Municipal y el meteorólogo para enterarse de los pormenores de la inminente llegada del ciclón “Olivia”.
Los especialistas informaron a las autoridades que hacia las 20:00 horas Mazatlán empezaría a recibir de lleno el azote de los vientos huracanados.
Poco antes del mediodía se decidió dar la voz de alarma a la población y poner en práctica los mecanismos establecidos para proteger a la población en casos de desastres.
Apenas dos años atrás se habían firmado los convenios necesarios para operar el llamado Plan DN-III, para coordinar acciones entre las autoridades civiles y las militares ante calamidades.
A través de las estaciones de radio y mediante perifoneo se boletinó a la población la sugerencia de que a partir de las 18:00 se refugiaran en sus domicilios o en sitios seguros.
A partir del mediodía se iniciaron las labores para convencer y trasladar a los “precaristas” de las colonias Luis Echeverría, Salvador Allende y de la Año Internacional de la Mujer, principalmente, hacia lugares seguros.
Las embarcaciones pesqueras ya estaban alertadas sobre el mal tiempo en altamar, de manera que con anticipación se habían refugiado en el puerto 440 de los barcos que formaban entonces esa flota.
El juego de la serie que Mayos de Navojoa y Venados celebrarían en el Teodoro Mariscal fue suspendido. Los Venados eran líderes del recién iniciado torneo y estaban enrachados con cuatro series al hilo a su favor.
Se paralizaron hasta los enfrentamientos, iniciados el día 21 y seguidos el 22, entre alumnos y profesores de la Preparatoria Rosales nocturna de la UAS.
La cárcel municipal había vuelto a la normalidad después de un esculque general durante el que solo se decomisaron 30 puntas de diferentes materiales.
La lluvia y los ventarrones fueron incesantes y en incremento a partir de las 19:00 horas. El suministro eléctrico se interrumpió definitivamente hacia las 21:45 horas.
Los registros marcan las 21:30 horas como la hora en que empezó a entrar a la ciudad el ciclón con toda su fuerza. Poco antes de la media noche, hubo unos minutos de calma chicha.
En poco menos de media hora que tardó en pasar el ojo del huracán por aquí, algunos se aventuraron a salir para evaluar los daños. La mayoría pensó que había pasado el peligro.
Realmente no hubo tiempo ni de reaccionar, enseguida la lluvia y el viento volvieron. Los que vivieron el fenómeno lo cuentan aduciendo que “el ciclón se regresó”.
El sentido de los vientos fueron diferentes en esa segunda oleada, si en la primera azotaban la puerta de entrada principal, después del impasse, la furia se volcó sobre la puerta trasera, para describirlo al modo de cómo sucedió en mi casa.
“Nunca había pasado eso” y a esa novedad se le agregaban los relámpagos “que nunca antes habían acompañado a un ciclón al azotar a Mazatlán”. Aunque a la 1:30 horas cesó el vendaval, se suele contar que esa noche nadie durmió.
Algunas de las principales tiendas del puerto en aquella época, La Casa Grande, La Comercial de Mazatlán, Las Telas Oxford, perdieron todo lo que tenían en sus escaparates.
La fuerza del viento y los objetos contundentes que volaron destrozaron vidrios y protecciones. Seis barcos se hundieron en el canal de navegación y uno más no alcanzó a llegar, se perdió cerca de las Tres Islas.
Unas 12 avionetas y un helicóptero fueron seriamente dañados en el aeropuerto. Varias casas antiguas perdieron los techos y algunas hasta sufrieron derrumbes en las paredes.
El Cine Ángela Peralta, hoy Teatro, perdió definitivamente lo poco que le quedaba del techo y parte de las paredes de procenio. Las marejadas entre el canal de navegación y el Estero del Infiernillo volcaron 29 vagones de ferrocarril, arrastrando a dos de ellos hasta hundirlos.
El sábado la ciudad amaneció desolada. Casi en cada casa había algún daño material que reparar. Las calles estaban intransitables. No había luz eléctrica ni agua. El Sol del Pacífico, entonces uno de los dos diarios de la ciudad, circuló casi entrada la noche, lo habían maquilado en Culiacán y lo seguirían haciendo allá durante varios días. El Correo de la Tarde, que dirigía Abraham Ibarra, dejó de imprimirse durante cinco días por falta de electricidad.
Los trabajos de reconstrucción y apoyo a damnificados se iniciaron de inmediato. De hecho, casi en plena tormenta, en camiones se trasladó a varias decenas de personas, que fueron obligadas a salir de fincas poco seguras, desde sus hogares y fueron llevadas al edificio del PRI donde se improvisó otro albergue, adicional a los que funcionaban ya, desde temprano en el Palacio Municipal y en la Escuela Náutica.
El mismo sábado por la tarde empezó a llegar la ayuda. En uno de los llamados entonces puentes aéreos, la Secretaría de la Defensa trasladó víveres y agua potable. Para ello hubo que habilitar rápidamente la torre de control del aeropuerto que había resultado dañada.
El domingo llegaron a los muelles dos buques de la Armada con agua, medicamentos y equipos de salvamento.
En los registros históricos de la NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration, US) se señala: “El huracán ‘Olivia’ fue el más poderoso de los que tocaron tierra esa temporada. A partir del 22 de octubre fue ubicada como tormenta tropical en el Pacífico Sur de México.
Se movió inicialmente hacia el noroeste, para dar luego un giro hacia el noreste. Olivia entonces incrementó su fuerza. Alcanzó la categoría 3 de la escala Saffir-Simpson por su intensidad y rachas de vientos hasta de 185 km/h justo antes de entrar a tierra.
Tarde, el 24 de octubre, ‘Olivia’ impactó muy cerca de Mazatlán. ‘Olivia’ era el más poderoso huracán en tocar tierra desde 1959. Mazatlán fue severamente dañado.
Cerca de 30 mil personas fueron evacuadas y alrededor de 7 mil vivendas fueron destruidas en Mazatlán y en 14 localidades cercanas. ‘Olivia’ era el peor huracán desde el que, sin nombre y con categoría 4, azotó ese mismo lugar en 1957.
El huracán ‘Olivia’ causó la muerte de 30 personas y dejó heridas a por lo menos 500. Diez de las muertes y la totalidad de los heridos ocurrieron en Mazatlán y sus alrededores.
Los otros 20 decesos ocurrieron en tres hundimientos de embarcaciones que fueron alcanzadas por el huracán”. Robert A.Baum, Eastern North Pacific Tropical Cyclones of 1975, Weather Service Forecast Center, NOAA, Redwood City, California, April 1976.