Desde la ventana, Silvia esperaba que le devolvieran a su hijo desaparecido en Concordia

Belizario Reyes
21 agosto 2021

La señora Silvia tiene la esperanza que su hijo regrese con vida, ya que fue privado de la libertad por personas armadas en la zona serrana de Concordia

MAZATLÁN._ Por la violencia registrada en la zona serrana de Concordia, donde uno de sus hijos fue privado de la libertad por personas armadas, la señora Silvia salió el 26 de febrero de 2015 de la comunidad de La Capilla del Taxte, en dicho municipio.

La mujer dejó atrás su casa y su comunidad por miedo, ya que no podía hablar ni decirle a las autoridades que buscaran a su hijo Ezequiel “N”, de cerca de 40 años de edad, a quien aún espera que regrese.

“Salí del miedo que tenía yo, que no podía hablar, no podía decir, no podía decir yo a la justicia para que buscaran a mi hijo, nada de eso, era un miedo muy grande, mucho muy grande, yo me llevaba en la ventana esperando a ver si me lo traían ahí, me lo dejaban en la puerta”, expresa frente a su nueva casa, en el nuevo Fraccionamiento CVive, al noroeste de Mazatlán, donde viven otras familias desplazadas.

“Duré ocho meses así, yo ya gritaba, gritaba y gritaba que me sacaran de ahí porque yo ya no aguantaba, no aguantaba, no aguantaba el dolor tan grande que yo sentía, entonces en una ocasión que había soldados allá fue y agarré lo que pude, pero no me traje cosas, lo que traigo son cosas que gracias a Dios la gente me ha regalado cositas”.

Silvia señala que en su casa de La Capilla del Taxte no alcanzó a sacar muchas cosas porque los soldados la apuraron para salir del pueblo.

Su hijo, Ezequiel, ahora desaparecido, trabajaba como conductor de un camión de volteo en una compañía en Pánuco, Concordia, y acarreaba metal.

”Acarreaba metal en un volteo, un volteo anaranjado traía él y en unas curvas que le dice ‘El Chinito’ ahí lo bajaron a él, nada más a él lo bajaron, ahí dejaron todo, nada más a él lo bajaron”, recuerda sobre su hijo del que hasta el momento no sabe de su paradero, pero tiene la esperanza de que regrese con vida.

Pero además de la privación de la libertad de su hijo recordó que en su comunidad las personas armadas que llegaba mataron a 26 personas y de una sola familia mataron a siete integrantes, por lo que el pueblo, que era chico, se quedó prácticamente sólo.

”Cuando mataron entraron a la mina y estaban ahí los trabajadores y delante de ellos mataron a tres, mi esposo quedó totalmente afectado, brincaba tan alto de la cama (al recordar ese asesinato), a fuerzas querían que ellos los levantaran y los echaran a la camioneta y llevaran la camioneta, él no sabe manejar”, continuó.

”No sabemos qué es lo que quería esa gente, quería que los pueblos se quedaran solos, no sé la verdad”.

La señora recuerda que todo ese tiempo ha sido muy difícil para ella y su familia, por lo que se vino a vivir a Mazatlán junto con otros de sus familiares, unos más de fueron a El Rosario.

”Ahí estuvimos regados y así nos la hemos pasado, pagábamos renta, en una parte me cobraban mil 200 pesos, en otras mil y pagar el agua y la luz y pues no alcanza, mi esposo fue a trabajar, una vez fue y le pagaron 500 pesos, echó a perder toda la ropa y se me enfermó, estuvo internado tres días en el Seguro”.

Manifiesta que le pidieron la primera casa y así sucesivamente en los lugares donde rentaba hasta que el 16 ó 17 de julio pasado se fue a su nueva casa en el Fraccionamiento CVive, aunque todavía no cuenta con servicio de agua potable, drenaje y luz eléctrica, aunque continúa el dolor muy grande de no saber en dónde está su hijo.

”Cuando se lo dejan a uno tirado o algo pues recojo y ya sé dónde lo voy a tener, pero así nada, todavía tengo esperanzas de localizarlo, no duermo yo pensando, estoy en tratamiento para dormir porque no duermo y amanezco como si hubiera dormido, tomo mi pastilla y hay veces que digo no voy a tomar pastillas, hay veces que son las tres, cuatro de la mañana y no duermo, tengo que tomarme la pastilla”, expresa.