Celebra Obispo de la Diócesis de Mazatlán 50 años de ordenación sacerdotal

Belizario Reyes
11 mayo 2023

“Si no hubiera sido presbítero hubiera sido o maestro o médico”: Monseñor Espinosa Contreras

MAZATLÁN._ Al tener contacto con seminaristas que acudían al consultorio de su padre que era médico y quien también fue seminarista previo a la Guerra Cristera en 1926, desde niño a Mario Espinosa Contreras le nació la vocación de estar al servicio de Dios y este día celebra los 50 años de su ordenación sacerdotal y 27 años de haber sido ordenado como Obispo.

Monseñor Espinosa Contreras vino al mundo el 22 de noviembre de 1949 en un día que había música porque se celebraba a Santa Cecilia y en la plaza principal de Tepic, Nayarit, donde nació, se acostumbraba que tocara la Banda de Música del Estado durante varias horas, entonces es un día que de por sí lleva la connotación de la música.

Su papá fue el doctor Luis Espinosa Reyes, originario de Cuquío, Jalisco, y su mamá la maestra Esther Raquel Contreras de Espinosa, de Ixtlán del Río, Nayarit, quienes procrearon 9 hijos, dos mujeres y el resto varones, de los cuales ya murieron 5.

En esa ciudad fue educado por sus padres e hizo la Escuela Primaria y a los 11 años de edad ingresó, junto con otros 54 compañeros, al Seminario de Tepic, donde cursó el Seminario Menor y la Filosofía en un lapso de cerca de 8 años, que es lo relativo a Secundaria y Preparatoria, así como de una especialidad en Filosofía.

“Ahí también tuve la oportunidad en 1968 de hacer mi Servicio Militar porque íbamos todos los seminaristas el domingo toda la mañana a marchar a la Treceava Zona Militar y ahí tuve la oportunidad de ganar un concurso de oratoria y me tocó el discurso final en la clausura de la clase 1949 del estado de Nayarit, fue el año especial en México por una parte de las Olimpiadas (de 1968), pero por otra parte del Movimiento Estudiantil”, recordó.

“Y en el año de 1969 fuimos enviados al Seminario de Montezuma, Nuevo México, donde éramos cerca de 500 compañeros procedentes de casi todos los estados del país, de todas las diócesis, ahí conocí a muchos de los que ahora son padres de todo el territorio nacional y ahí fuimos educados por los Padres Jesuitas, que eran los que estaban a cargo del Seminario de Montezuma”.

FUE ORDENADO SACERDOTE EN TEPIC, NAYARIT

Al término de sus estudios en el Seminario de Montezuma, Nuevo México, en Estados Unidos, Mario Espinosa Contreras fue ordenado como presbítero en Tepic, Nayarit.

“Al término de esos estudios de Montezuma fui ordenado presbítero en la Ciudad de Tepic por don Adolfo Suárez Rivera (Obispo de la Diócesis de Tepic), como presbítero fui ordenado el 14 de julio de 1973”, precisó Monseñor Espinosa Contreras en entrevista ante este diario.

Agregó que 23 años después de ser ordenado como presbítero fue ordenado como Obispo en Tehuacán, Puebla, el 11 de mayo de 1996.

“Entonces tomé esa fecha de los 27 años de Obispo para dar gracias por los 50 años de sacerdote”, dio a conocer y dijo que tomó esta decisión por el fuerte calor que se presenta en julio en Mazatlán y decidió hacer la celebración en mayo.

Este 11 de mayo lo acompañará en la misma especial de las 12:00 horas en la Catedral Basílica de la Inmaculada Concepción de este puerto el Arzobispo Primado de México y ex presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, Carlos Aguiar Retes, así como obispos de Durango y Nayarit.

“SI NO HUBIERA SIDO PRESBÍTERO POSIBLEMENTE HUBIERA SIDO O MAESTRO O MÉDICO”: MONSEÑOR ESPINOSA CONTRERAS

Monseñor Mario Espinosa Contreras recordó que su papá era médico, era un hombre que tenía muchas cualidades, mucho sentido social, mucha sensibilidad para los pobres, de hecho atendía a mucha gente pobre sin cobrarles.

“Y también atendía a todos los seminaristas y padres que iban con él sin cobrarle nada de consulta, y yo los días de vacaciones frecuentemente iba al consultorio de mi papá y ahí veía a los seminaristas y platicaba con ellos o veía padres y platicaba con ellos, yo creo que de ese contacto (surgió su vocación de ser sacerdote)”, expuso ante este diario.

“Además mi papá había sido seminarista franciscano en los años de la persecución religiosa, tres años, entonces él tenía siempre una simpatía hacia la Iglesia y sobre todo a san Francisco y todo lo que significa San Francisco, creo que su sensibilidad social es precisamente de su gran comunión que él tenía con San Francisco de Asís porque él hizo la Secundaria con los Franciscanos en el Seminario Franciscano”.

Reiteró que fue en ese contacto con los seminaristas que él quiso ser sacerdote.

“Entonces fue en ese contacto con los seminaristas que yo quise ser sacerdote y efectivamente mis papás se resistían un poco porque yo tenía 11 años, me veían muy niño, pero así entré junto con 54 compañeros en el Seminario de Tepic”, recordó.

“Ellos me proponían que me esperara, que hiciera la Secundaria fuera y que al término de Secundaria ellos respetaban mi decisión, me insistieron mucho, pero yo perseveré en que ya había que entrar”.

También reconoció que en algún momento sí pensó en que si no era sacerdote quería ser maestro o médico como su papá y porque en su familia hay varios médicos.

“Sí, tal vez si no hubiera sido presbítero hubiera sido o maestro, que me gusta dar clases y lo puede hacer siendo sacerdote, a lo largo como de 20 años di también clases a distintos niveles desde lo elemental en el Seminario Menor hasta materias teológicas o a nivel de la Universidad, entonces ser maestro me llena también de gran satisfacción y lo he podido hacer gracias a Dios”, reiteró el Obispo de la Diócesis de Mazatlán, que comprende todo el sur de Sinaloa.

“Entonces si no hubiera sido presbítero posiblemente hubiera sido o maestro o médico porque mi familia es una familia de muchos médicos, actualmente tengo muchos sobrinos que son médicos, tuve dos hermanos médicos, mi papá médico, primos médicos, era una profesión muy común en mi familia”.

Ya ordenado como presbítero su primer destino fue Mascota, Jalisco, que pertenece a la diócesis de Tepic, donde se fundó el Seminario Menor y ahí él atendía también comunidades, pequeñas poblaciones de Mascota, área donde solamente estuvo un año.

Posteriormente lo llevaron al Seminario de Tepic, en la capital de Nayarit, donde trabajó 3 años, y en los fines de semana iba a las poblaciones vecinas, pues anduvo mucho en las áreas rurales, iba a 2 ó tres pueblos pequeños junto con seminaristas.

“Después de esos 3 años me mandaron a Tetitlán, Nayarit, ya para hacer un servicio parroquial y ahí tenía yo cuatro comunidades, una de ellas me quedaba como a 3 horas, de las cuales dos y media eran de terracería para llegar ahí en la sierra, colindando con el estado de Jalisco, al lado del Río Ameca, entonces yo iba una vez al mes y me pasaba casi una semana en esa comunidad de santa Cruz de Camotlán que se llama”, continuó.

“Y atendía también Uzeta, Tetitlán y Valle verde, fui muy feliz, eran ejidatarios y hubo una gran comunión con ellos, una gran sintonía en esos dos años, luego fui enviado a hacer una maestría a la Ciudad de Roma, en Espiritualidad, en la Universidad Gregoriana y regresando de allá colaboré 4 años en el Seminario de Santa María del Oro, Nayarit.

En los siguientes 4 años fue enviado a Ixtlán del Río, Nayarit, a fundar otra etapa del Seminario que se denomina Curso Introductorio y ahí estuvo también atendiendo comunidades rurales de San José de Gracias y el lugar denominado Ranchos de Arriba, donde fue muy feliz en todas esas experiencias, pero lo invitaron a trabajar en la Universidad Pontificia de México en parte como maestro y en parte como responsable de los seminaristas y sacerdotes que iban de todas las diócesis del país a estudiar en esa Universidad.

Ahí duró 7 años dando clases, conoció sacerdotes de todo el país, continuó, además de que colaboró un poco en la Universidad Lasalle y en un Instituto de Espiritualidad de los Padres Carmelitas.

ES ORDENADO OBISPO EL 11 DE MAYO DE 1996

Después de los 7 años de labores en la Universidad Pontificia de México el Santo Padre Juan Pablo II lo llamó para ser Obispo de Tehuacán, Puebla, cuando tenía 46 años de edad, con 23 años de sacerdote, informó el ahora Obispo de la Diócesis de Mazatlán.

“Después de esos 7 años pues ya el Santo Padre Juan Pablo II me llamó para ser Obispo de Tehuacán teniendo yo 46 años de edad, 23 años de sacerdote y fui consagrado Obispo de Tehuacán un 11 de mayo de 1996 y ahí en Tehuacán trabajé durante 9 años visitando las comunidades, las zonas indígenas que ahí son zonas indígenas nahuas, aprendí un poco de palabras en náhuatl”, recordó Monseñor Espinosa Contreras.

“Y me tocó una circunstancia difícil porque el 19 de junio de 1999 hubo un fuerte sismo y nos afectó 120 templos y yo me entendí de la reconstrucción de la Catedral, del Seminario Diocesano y de la Casa Episcopal, entonces fue un periodo muy difícil, pero un sufrimiento fructuoso porque es sufrir para arreglar las cosas, pero todos los padres, prácticamente como 40 párrocos estaban en una situación de desastre, celebrábamos en los atrios, en carpas, no se podían usar los templos porque se estaban reparando con la ayuda de los comunidades, entonces fue tal vez lo más difícil que yo viví allá en la etapa de la reconstrucción del sismo”.

Recalcó que se logró la reconstrucción en aproximadamente un año o año y medio y se tenía en bastante mejor la Catedral de Tehuacán que como él la encontró y el Seminario Menor.

ES NOMBRADO OBISPO DE LA DIÓCESIS DE MAZATLÁN

El 3 de marzo del 2005 fue llamado para ser Obispo de la Diócesis de Mazatlán, de la que tomó las riendas el 27 de mayo de la ese mismo año.

“Y desde entonces me encuentro en el sur de Sinaloa tratando de servir a los hermanos y de cumplir mi misión”, recordó Monseñor Mario Espinosa Contreras.

Uno de los momentos de mayor felicidad en sus 50 años de sacerdocio fue el que le tocó la celebración de los 50 años de la Diócesis de Mazatlán, que comprende todo el sur de Sinaloa, y para ello hicieron muchas actividades.

“Pastoralmente hicimos muchos subsidios, incluso uno histórico, las parroquias se (agruparon) en secciones, se sectorizaron y en cada sector había grupos de reflexión, entonces los subsidios que hicimos empezaron a vivir, a reflexionar, a estudiar en grupos pequeños, en pequeñas comunidades y en todo el sur de Sinaloa hacíamos lo mismo, eran yo creo que algunos cientos de comunidades que estaban al mismo tiempo estudiando los subsidios que íbamos publicando y eso fue muy satisfactorio, toda esa etapa de evangelización”.

Reiteró que con la ayuda de la Comisión Diocesana de Pastoral que preside el padre Juan Bautista se han hecho como 20 subsidios, se han trabajado en los sectores de las parroquias y eso fue muy satisfactorios, pero también se tuvieron partes celebrativas en ese tipo, hubo también competencias deportivas, varios conciertos, fue una oportunidad de mayor convivencia, de mayor alegría, pero también de mayor formación.

Fue una etapa a lo largo de dos años porque se celebraron los 50 años de la Diócesis y luego los 50 años del Seminario Diocesano de Mazatlán, expresó.

En el año festivo de la Diócesis una Virgen Peregrina, réplica de la Patrona de la Inmaculada Concepción de Catedral que es muy hermosa se mandó a hacer en madera y recorrió todas las comunidades del sur de Sinaloa y posteriormente el Cuadro de los Sagrados Corazones de Jesús y María, patrones del Seminario, recorrieron toda la Diócesis.

Se renovó el cuadro de los Sagrados Corazones, que fue un regalo de dos Diputados del estado, muy significativos, el señor Javier Luna y el señor Alejandro Higuera Osuna, el primero era el presidente y el otro el secretario del Congreso del Estado de Sinaloa.

Monseñor Espinosa Contreras dijo que a lo largo de sus 50 años de sacerdocio en general se sigue viendo que al sacerdote se le valora y se le respeta.

“Prácticamente no henos tenido que lamentar en el sur de Sinaloa ningún agravio, por desgracia en otros estados sí ha habido amenazas, ha habido incluso homicidios, con nosotros se ha respetado, nosotros recomendamos a los padres prudencia y también precaución, que en las noches no presten servicios, sino que sea todo matutino o vespertino y en la noche ya cada quien en su casa”, continuó.

“No exponerse sobre todos los que tienen que visitar varias comunidades, pero absolutamente no tenemos nada que lamentar de nadie, no hemos recibido ninguna ofensa ni ninguna amenaza, sino estamos muy agradecidos con las comunidades y con todas las personas que nosotros también nos hemos esmerado en respetar a los demás, pero correspondientemente también hemos sido respetados”.

También manifestó que en estos 50 años de sacerdocio no ha pensado dejar de serlo y dedicarse a otra cosa.

“En general no, sí ha habido momentos tristes o momentos de enfermedad, en los momentos de enfermedad me he sentido muy fortalecido por Dios, no me he agobiado, sino he sorteado operaciones con bastante fortaleza que Dios me ha regalado y problemas pues son los naturales de la vida, pero han sido más las satisfacciones y la serenidad de la vida cotidiana, mucha vida cotidiana serena, tranquila, ordinaria”, añadió.

“Y también es muy grato para mí el contacto con las personas, desde que llegué aquí tanto un servidor como mi mamá percibimos que la manera de cómo se vive la eucaristía de parte de los feligreses en el sur de Sinaloa es una vivencia de mucha devoción, se siente devoción, se siente unción, se siente que están participando, que están activos, que están abiertos”.

No siente uno que en las celebraciones eucarísticas haya desorden o haya pasividad, sino se siente y ese es el trabajo también que van haciendo los presbíteros, que se vive la eucaristía tanto en los pueblitos pequeñitos como en los templos más grandes siempre y más yendo uno es muy grata la celebración de la eucaristía o cuando hay tandas de confirmación igualmente, se hace generalmente con mucho respeto y organización, continuó.

“DONDE YO HE VISTO UN RETROCESO, QUE NUNCA ME IMAGINÉ QUE FUERA POSIBLE ES EN LA SEGURIDAD PÚBLICA”: MONSEÑOR ESPINOSA CONTRERAS

Al cumplir 50 años de sacerdocio, Monseñor Mario Espinosa Contreras manifestó que seguirá cumpliendo con la misión hasta que llegue el término de la misma.

“Normalmente a los obispos se nos pide que a los 75 años presentemos nuestra disponibilidad a la renuncia, a la jubilación, no se la conceden generalmente a uno de inmediato, sino que le dan tiempo, que puede ser variable, pueden ser unos meses o un año o poquito más de un año, entonces mientras tanto pues seguir cumpliendo la misión, pedirle a Dios su luz y su fuerza para servir a los hermanos”, expresó Monseñor Espinosa Contreras.

También manifestó que en este medio siglo de presbítero, de 1973 al 2023 lo que ha visto es que es un mundo muy diferente, por un lado, tiene un gran desarrollo tecnológico y digital maravilloso, extraordinario y una conectividad donde todo se ha hecho cerca y todo se ha hecho accesible, la misma investigación es más fácil que antes que se tenía que ir a bibliotecas, ahora con las fuentes que hay en Internet hay bastante dónde investigar.

“Por una parte ha sido ese maravilloso desarrollo, también la salud pública ha tenido una gran evolución, uno mismo ha sido agraciado con medicamentos y procedimientos o tratamientos médicos favorables para la salud, y la edad de la vivencia humana es más amplia, más grande, la gente llega a edades de mayos edad”, subrayó el Obispo de la Diócesis de Mazatlán.

“Pero por desgracia donde yo he visto un retroceso, que nunca me imaginé que fuera posible que fuera es en la seguridad pública, ahí sí el mundo que vivimos en los años Cincuenta, Sesenta, Setenta era otro mundo, un mundo donde uno andaba sólo, donde no había ningún peligro, donde los niños nadie los perjudicaba normalmente, había pocos delitos, poca gente en las cárceles”, recordó.

Tepic tenía una cárcel pequeña para esa ciudad ahí mismo en el Estado de Gobierno de Nayarit, era un espacio pequeño donde la gente les llevaba a veces alimentos a los detenidos, o leche y se veía que eran pocos presos los que había.

“Eso es una desgracia, es un gran reto que tenemos en México que se deterioró la estabilidad social maravillosa que había, la paz pública y la armonía y la seguridad, estamos en un mundo donde va prevaleciendo la violencia y la inseguridad y es un gran reto que ahorita tenemos todos los mexicanos porque todos tenemos que colaborar a remediar esa situación, pero particularmente los que son gobernantes”, reiteró el Obispo.

“Y ahí vemos como que no vemos horizonte, tenemos esa experiencias difícil, tenemos esperanza, porque los creyentes tenemos esperanza que todo puede ser mejor y hay que poner lo que a cada quien corresponde para ello y también los que somos pastores o presbíteros debemos esmerarnos, estar invitando siempre a la armonía y al respeto mutuo, pero confiamos en que México pueda caminar mejor, entonces por una parte gran desarrollo tecnológico, científico, digital, pero un deterioro en la paz y en la seguridad”.

También precisó que el ministerio sacerdotal tiene tres grados, diácono, presbítero y obispo y son sacramentos.

“Entonces a mí ya el Señor me los dio, me dio la plenitud del orden sacerdotal, el episcopado es el tercer grado del sacerdocio ministerial y Dios me dio ya esa plenitud”, enfatizó Monseñor Espinosa Contreras.

Agregó que hay otras distinciones, pero son más de grado honorífico que de grado efectivo, pero en su caso tiene todo lo que se puede tener sacramentalmente.

“Yo tengo pues todo lo que se puede tener sacramentalmente”, expresó el Obispo de la Diócesis de Mazatlán sobre sus 50 años como sacerdote.

“En general (estoy) muy satisfecho y desde mi familia mis papás con su ejemplo me lo enseñaron de saber vivir el día, de saber vivir sereno, de saber vivir confiando en las manos de Dios y estar contento con lo que tenemos, con lo que somos y con lo que vivimos”.