Carlos César, un padre ejemplar, dispuesto siempre a ayudar
Servicial con todos, amante de la cocina, gran esposo y gran impulsor de la carrera deportiva de su hijo Carlos Ernesto como triatleta, así fue recordado por su familia el culiacanense pero mazatleco de corazón, a unos días de su fallecimiento
MAZATLÁN._ Servicial con las personas, cariñoso con sus hermanos, entregado con sus amistades, pero sobre todo un padre ejemplar a la orden siempre de su único hijo, así fue recordado por su familia Carlos César Urías Imperial.
El menor de 10 hermanos, originario de Culiacán pero mazatleco de corazón, fue el gran impulsor de la carrera deportiva de su hijo, Carlos Ernesto Urías López, de 17 años de edad.
Licenciado en Ciencias de la Comunicación, generación 1989-1994, Urías Imperial falleció el pasado lunes en el puerto y sus familiares recuerdan el apoyo incondicional que le dio a su hijo desde muy pequeño, cuando incursionó en el deporte de la natación.
“No crea que la gustaba mucho hacer deporte, pero al llegar Carlitos (hijo), desde los 3 años y medio me dijo: ‘El niño tiene que enseñarse a nadar, investigamos en dónde poderlo meter’, y encontramos a la maestra Lourdes Ortega; iba tres veces a la semana con ella a su alberca, entonces mi esposo se encargaba de llevarlo y traerlo, y desde ese momento se empezó a involucrar completamente”, recordó Sandra Luz López Barreto, viuda de Carlos César.
La maestra decidió llevarlos a que aprendieran a nadar en el mar y ahí su esposo, como otros padres de familia, decidieron enseñarse también a nadar.
“Tengo qué saber nadar, porque si mi hijo me necesita, tengo que ayudarlo, entonces si mi hijo nadaba 100 metros, mi esposo nadaba 50. Después de la nadada, la maestra Lulú los empezó a meter al mundo del triatlón, iniciaron muy chicos y les gustó ese deporte y se empezaron a dar los viajes y ahí siempre estuvo mi esposo y de igual manera apoyando en todo lo que se requería por los organizadores”.
“Vino el gusto de la bicicleta de montaña con el profesor Carvallo (José Luis), fue entonces que mi esposo dijo que también compraría una bicicleta para ir al lado de su hijo, si su hijo y demás alumnos recorrían cinco pueblos, Carlos César recorría dos, y cuando mi hijo tenía que correr por ejemplo un kilómetro, mi esposo iba muy cerca siempre apoyándolo, siempre cerca de su hijo y en las metas siempre procuraba estar”.
Amante de cocinar a sus familiares en todos los festejos, Carlos César estuvo al cuidado de su hijo y desarrollo totalmente.
“Incondicional para él, tanto deporte, escuela, ¿qué le puedo decir? Único para mí, excelente padre, excelente esposo”.
Sandra Luz señaló que su esposo participaba en cualquier actividad, desde acomodar cosas propias deportivas de las competencias, hasta ser parte de la Asociación de Padres de Familia del Instituto Británico.
“Me comentaba el día del velorio Miss Salma que mi esposo fue el primer padre de familia que estuvo al cien por ciento involucrado en todo lo que se necesitaba”, sostuvo.
“En Playa Norte ayudaba a los nadadores en las puntuables, apoyaba a Martín Zúñiga, siempre disponible para todo lo que se presentaba”.
Irma Graciela y Dora María, sus hermanas mayores, le guardan un gran cariño por su manera de ser y lo recuerdan por su personalidad y bondad.
“Era excelente mi hermano, un gran ser humano, fui su madrina”, recuerda Irma. “Lo adoraba, lo quería mucho”.
“Lo veía como mi hijo, ya que soy mayor que él, él es el menor de 10, desde chiquito lo traía para todas partes, lo cargaba. Lo críe como si hubiera sido mi hijo”, expresa Dora María.
“Siempre nos hablaba por teléfono y nos decía ‘no tengo ganas de hablar con ustedes, pero lo voy hacer, ya están robando oxígeno’”, sonríen.
“Era el hermano más cariñoso, más trabajador, era un gran ser humano, siempre procurando qué necesitaban en la familia, muy inteligente, inclusive durante la carrera nos apoyó a todos y mantuvo a nuestros padres”, externó Leticia Urías Imperial.
Yedid Esquer, sobrina de Carlos, siguió muy de cerca lo apasionado que era su tío en todo lo que llevaba a cabo.
“Era muy inteligente mi tío, se involucraba en todo, lo veía cómo ayudaba a su hijo y a todas las personas de su alrededor, ayudaba a los papás de los niños cuando estaban en las competencias y desde antes, se acercaba a apoyarlos en lo que fuera.
“Algo que quiero destacar es que mi primo, junto con otros niños del equipo Pumas TRI, entrenador por el profesor Carvallo, plasmaron sus manos en el Centro Cultural en el Centro Histórico”.
Y así, Carlos César sigue presente en el corazón de toda su familia y de sus amigos.
Descanse en paz.