Barco que se hundió hace 2 semanas no ha sido retirado del muelle en Mazatlán
A pesar de los esfuerzos de personal de Capitanía de Puerto que colocaron bombas de agua para tratar de achicar el agua hace dos semanas, el barco no pudo mantenerse a flote; hasta hoy no se ha realizado ninguna otra maniobra para retirarlo
MAZATLÁN._ A dos semanas del hundimiento de un barco camaronero en el muelle pesquero del Parque Bonfil en Mazatlán, este continúa en el mismo lugar en donde sucedió el hecho.
La responsabilidad de contratar los trabajos para retirar la embarcación quedó en el propietario de la misma, así como revertir los daños ecológicos ocasionados al medio ambiente, declaró en su momento el Capitán de Puerto, Luis Antonio Barreiro Varela.
Pero al día de hoy no se han realizado las maniobras para el retiro y menos para cuantificar los daños y revertirlos.
Al reportarse la situación acudió personal de Protección Civil Municipal y elementos de la Ensar, así como el Capitán de Puerto, quien declaró que se buscaría regular los ‘barcos chatarra’ qué se encuentran amarrados, para prevenir qué este suceso se repitiera.
Sin embargo hasta el momento no se tiene información alguna de que se hayan tomado medidas al respecto o de algún plan de acción para atacar el problema.
Mismo escenario en Brasil
El panorama avista a un problema mayor a futuro, dado el escenario decadente del sector pesquero, en dónde Mazatlán ha presumido de tener la flota más grande del país, de la cual, esta temporada solo salieron a las capturas el 50 por ciento y el resto se quedó amarrado a los muelles.
Uno de los ejemplos más vivos de lo que puede suceder es lo que aconteció en la Bahía de Guanabara, uno de los puntos icónicos del turismo que llega a Río de Janeiro.
Esta Bahía alberga cientos de embarcaciones sin dueño aparente, siendo un cementerio de barcos, en donde el deterioro lento provoca que sustancias tóxicas se filtren en el agua.
En noviembre del año 2022, un barco que se encontraba a la deriva se impactó con un puente, este contenía 50 mil litros de combustible y tenía seis años encallado.
Ante esto, las autoridades brasileñas no sé responsabilizaban de remover los navíos, pero tampoco hubo posibilidades de dar con los dueños, ya que muchas embarcaciones pertenecian a compañías ya extintas.
Ambientalistas de organizaciones como Bahía Viva adviertieron que las sustancias contenidas en los barcos amenazaban a especies como delfines, caballitos y tortugas marinas, lo cual avisa un panorama desalentador para la flora y fauna marina del puerto.