Todo con gratitud y esperanza, dice el Papa Francisco al despedir el 2023
El Pontífice dirigió al final del año la oración de las Primeras Vísperas y Te Deum en la Basílica de San Pedro, reflexionando tomó el ejemplo de gratitud y esperanza de la Virgen María Madre de Dios: ‘El cristiano, como María, es peregrino de esperanza’
CIUDAD DEL VATICANO._ “Gratitud y esperanza” son las palabras de reflexión del Papa Francisco el último día del año en la oración de las Primeras Vísperas de la solemnidad de María Santísima Madre de Dios, y Te Deum de acción de gracias por el 2023 en la Basílica de San Pedro en el Vaticano.
“Esta Liturgia, respira otra atmósfera: la de la alabanza, de asombro, la de la gratitud. Y esto sucede no por la majestuosidad de la Basílica, no por las luces y los cantos -estas cosas son más bien la consecuencia-, sino por el Misterio que la antífona del primer salmo expresaba así: ¡Maravilloso intercambio! El Creador tomó un alma y un cuerpo, nació de una virgen; [...] nos da su divinidad”, dijo el Papa Francisco en la homilía.
Reflexionando sobre la “gratitud” mencionó el ejemplo de la Virgen María al contemplar a Jesús recién nacido: “Es una experiencia que sólo puede tener una madre y, sin embargo, en ella, en la Madre de Dios, tiene una profundidad única, incomparable”.
“El Misterio da espacio a la gratitud, que surge en la contemplación del don, en la gratuidad, mientras se ahoga en la ansiedad del tener y del parecer”, expresó.
Francisco precisó que la Iglesia además de la gratitud, también aprende la Virgen Madre, la “esperanza”:
“Se diría que Dios la eligió a ella, a María de Nazaret, porque en su corazón vio reflejada su propia esperanza. La que Él mismo le había infundido con su Espíritu. María siempre ha estado llena de amor, llena de gracia, y por eso también está llena de confianza y de esperanza”.
Advierte que en María y en la Iglesia “no es optimismos”, es otra cosa: “es fe en Dios que es fiel a sus promesas (cf. Lc 1,55); y esta fe toma la forma de esperanza en la dimensión del tiempo, podríamos decir en camino”.
El Santo Padre con ello recuerda el lema que acompañará el peregrinar del próximo jubileo que se vivirá en Roma: El cristiano, como María, es peregrino de esperanza. Y este será el tema del Jubileo de 2025: “Peregrinos de la esperanza”.
De igual modo, exhortó a la ciudad de Roma a ser “ciudad de la esperanza” de cara al Año Santo con gratitud y esperanza”.
Luego del canto del Te Deum en acción de gracias en la Basílica de San Pedro por el año que termina y colocando en las manos de Dios el 2024, el Pontífice impartió la bendición.
Terminada la liturgia, el Santo Padre se dirigió al pesebre de la plaza de San Pedro para venerar la imagen de la Sagrada Familia en un momento personal de oración.