La Reina Isabel II descansa ya junto al Príncipe Felipe
El cuerpo de la monarca reposa en la capilla de San Jorge junto al de su esposo, Felipe de Edimburgo; una multitud siguió la procesión desde Londres y asistieron más de 2 mil invitados exclusivos
Alrededor de 2 mil invitados asistieron al funeral de la monarca este lunes, entre ellos líderes mundiales y miembros de familias reales de varios países.
Concluida la ceremonia en la Abadía de Westminster, el ataúd fue trasladado al Castillo de Windsor para un último servicio religioso.
La reina Isabel II, quien murió el 8 de septiembre a los 96 años, fue inhumada en la capilla de San Jorge en una ceremonia privada, junto a su difunto esposo, el Príncipe Felipe.
Antes de iniciar los servicios fúnebre, la campana tenor sonó cada minuto durante 96 minutos, una por cada año de vida de la reina Isabel II, en la Abadía de Westminster, en el centro de Londres.
La abadía es el edificio en el que históricamente los reyes y las reinas británicos son coronados, entre ellos la propia Isabel II en 1953. La monarca también celebró allí su boda con el príncipe Felipe en 1947.
No se había celebrado una ceremonia funeraria por un monarca en la abadía desde el siglo XVIII, aunque el funeral de la reina madre tuvo lugar allí en 2002. El rey Jorge II fue el último monarca en recibir este honor.
El féretro de la reina Isabel II estaba cubierto por el estandarte real, un orbe, el cetro y la corona imperial del Estado.
La corona imperial del Estado simboliza la soberanía del monarca y está hecha de oro y adornada con 2 mil 868 diamantes, 17 zafiros, 11 esmeraldas, 269 perlas y cuatro rubíes.
El orbe es un globo dorado con una cruz, que recuerda al monarca que su poder viene de Dios. La cruz sobre el globo representa que el mundo es dominio de Cristo y que el monarca es representante de Dios en la Tierra. Se hizo para la coronación de Carlos II en 1661.
El cetro es uno de los dos que se usan en la ceremonia de la coronación y es conocido como el Cetro del Soberano con la Cruz que representa el poder temporal del rey o la reina y se asocia con la buena gobernanza. Se ha usado en todas las coronaciones desde 1661.
El estandarte real que cubre el féretro es el que los monarcas usan en Inglaterra, Irlanda del Norte y Gales. La enseña está dividida en cuatro campos: dos de ellos están ocupados por tres leones que representan a Inglaterra, uno por un león rampante que simboliza a Escocia y otro por el arpa de Irlanda.
Las flores sobre el ataúd de Isabel II, que tenían una nota manuscrita por su hijo, Carlos III decía “En memoria amada y devota, Carlos R”, son de una planta que resultó tras plantar el ramo de bodas de la soberana con el príncipe Felipe en 1947.
La ceremonia se celebró en la Capilla de San Jorge. Se trata de una capilla del siglo XV en el castillo de Windsor donde tuvieron lugar los funerales de Jorge VI, el padre de la reina, Jorge V, su abuelo, y Eduardo VII, su bisabuelo.
El Coro de la Abadía de Westminster y el Coro de la Capilla Real, bajo la dirección de James O’Donnell, organista y maestro de coristas, fueron los encargados de la música donde se pudo escuchar, entre otros himnos, “El Señor es mi pastor, nada me falta”, basado en el Salmo 23, que se entonó en la boda de la entonces princesa Isabel y el teniente Philip Mountbatten en 1947.
La ceremonia concluyó con dos minutos de silencio seguidos del Himno Nacional y un lamento del gaitero de la Reina, “Duerme querida, duerme” (Sleep, dearie, sleep). La gaita es un reconocimiento al afecto de Isabel II a Escocia donde falleció la monarca y a sus raíces familiares.
El grupo de portadores volvió a llevar el féretro de la reina de vuelta a través de la Gran Puerta Oeste de la Abadía de Westminster y fue colocado en el carruaje de armas para emprender la procesión desde la abadía hasta el Arco de Wellington acompañada de marchas fúnebres de Ludwig van Beethoven, Felix Mendelssohn y Frédéric François Chopin.
La ceremonia se celebró en la Capilla de San Jorge. Se trata de una capilla del siglo XV en el castillo de Windsor donde tuvieron lugar los funerales de Jorge VI, el padre de la reina, Jorge V, su abuelo, y Eduardo VII, su bisabuelo.
Al final del último himno, el rey depositó la bandera de la Guardia Granadera sobre el féretro.
A la vez, el Lord Chamberlain, el antiguo jefe del MI5, Baron Parker, “rompió” su bastón de mando, y lo depositó sobre el féretro. El chasquido del bastón marcó el final del servicio del soberano como el funcionario más importante en la Casa Real.
El féretro de la reina descendió entonces a la bóveda real acompañada de un lamento tocado por el gaitero de la soberana. La participación del gaitero en Windsor es algo que la reina había pedido personalmente, según el palacio de Buckingham.
La ceremonia concluyó on una bendición y el himno nacional God save the King (“Dios salve al rey”).
Cuando el servicio de sepelio de la reina llegó a su fin, el Gaitero de su Majestad, tocó un lamento.