‘Hay que parar este baño de sangre, hay que parar los bombardeos indiscriminados que se están llevando a cabo sobre la población civil’
Entrevista a David Cantero, coordinador general de Médicos Sin Fronteras en los Territorios Palestinos Ocupados, basado en Jerusalén, sobre la situación que se vive en Gaza
“Estamos siendo testigos de una catástrofe humanitaria que no tiene precedentes, por el número de muertos, heridos y desplazados -estamos hablando de alrededor de un 1.4 millones de desplazados- y por la destrucción masiva que nuestros colegas nos dicen que está ocurriendo hoy mismo dentro de la Franja de Gaza”.
Hay que parar este baño de sangre, hay que parar los bombardeos indiscriminados que se están llevando a cabo desde Israel sobre la población civil. Hoy en día estamos denunciando que no hay un lugar seguro en Gaza, la población no tiene a dónde ir. Hay que poner todo esto en perspectiva: la Franja de Gaza sufre un bloqueo desde hace 16 años y hay que recordar que la gran mayoría de su población, entre el 70-80%, ya vivía antes de que comenzara esta guerra bajo el umbral de la pobreza, por lo que dependían exclusivamente de la ayuda internacional humanitaria.
Este castigo colectivo impuesto a la totalidad de la población de Gaza es totalmente inadmisible. La población de Gaza no tiene a dónde ir, siempre ha sido una jaula humana, pero hoy está más cerrada que nunca. Por eso pedimos a todas las partes en conflicto que paren esta matanza, que paren este baño de sangre y que paren de matar civiles inocentes entre ellos mujeres y niños.
Situación en los hospitales
La situación en los hospitales es completamente catastrófica y están al borde del colapso. Es difícil dar una foto en este momento actual de la situación real porque cambia día a día, incluso hora a hora, y es difícil recoger toda la información y saber en qué situación están en cada momento. Lo que sí que sabemos es que quedan muy pocos hospitales en funcionamiento.
De los que nosotros estábamos apoyando, sabemos que, hace un par de días, el hospital Al Awda seguía funcionando y siete de nuestros colegas estaban pudiendo llegar y trabajar dentro, con un número muy reducido de camas.
Sabemos que el hospital Al Shifa, que es el más importante de Gaza, está hoy funcionando. Normalmente tiene una capacidad para atender a unas 700 personas sabemos que, ayer, acogía a alrededor de 5.000 pacientes. Sabemos que están al borde del colapso, están racionalizando los medicamentos. Hemos tenido testimonios de nuestros colegas que han tenido que realizar amputaciones a niños en los pasillos en el suelo y con sedación parcial, con todo lo que ello significa, sabemos que están racionalizando también la electricidad y han tenido que apagar ciertas incubadoras.
Estamos hablando de un hospital grande, el hospital central, en el que hace unos días sabemos que había 120 neonatos en incubadoras. Hoy, realmente, no sabemos cuántas de estas incubadoras quedan funcionando puesto que el fuel que les queda se agotará en algunas horas.
Trabajar hoy en día en la Franja de Gaza es extremadamente difícil. Nuestros colegas se juegan diariamente la vida para para llegar a los hospitales, primero, y una vez dentro ni siquiera saben si están seguros, puesto que muchos de ellos de los hospitales han sido atacados.
Entrada de ayuda humanitaria
El volumen de ayuda humanitaria que está entrando a la Franja de Gaza es ridículo e irrisorio. Estamos hablando de decenas de camiones de ayuda cuando sabemos que en situación normal entraban diariamente a la Franja centenas de camiones. Ahora los contamos por decenas y no todos los días.
Pedimos la entrada de ayuda humanitaria de manera incondicional y masiva, y tiene que ser fluida tienen que entrar constantemente cientos y cientos de camiones. Ese es el nivel de ayuda humanitaria que se necesita hoy para dar de comer, para proporcionar agua, y para proporcionar alimentos a, repito, más de dos millones de habitantes que no tienen donde ir y que están completamente atrapados dentro de la Franja de Gaza.
Algo que también resulta extremadamente urgente que entre, porque todavía no ha entrado ni uno solo, son camiones de fuel: tiene que entrar combustible en las plantas desalinizadoras para producir agua potable. En Gaza estas plantas funcionan con combustible, así que, si no entra en las próximas horas, van a dejar de funcionar. Ya están funcionando al mínimo, pero van a dejar de funcionar totalmente. Lo mismo ocurre con los hospitales. Si no entra combustible, los hospitales se verán obligados a paralizar las máquinas; estamos hablando de incubadoras, estamos hablando de bebés, estamos hablando de unidades de cuidados intensivos, de personas que están conectadas a respiradores. Y si esto deja de funcionar, tendremos víctimas en sus propias camas en cuestión de horas. Por eso pedimos la entrada urgente de la ayuda de forma incondicional y masiva en la Franja de Gaza.
Situación en Cisjordania
Desde MSF ya venimos alertando desde hace mucho tiempo sobre el incremento de la tensión en Cisjordania. El año 2022, fue un año récord en número de muertos, número de heridos y número de desplazamientos forzosos. De nuevo, el 2023 ha sido, una vez más, un año récord y hemos visto cifras que no veíamos desde principio de los años 2000, desde la Segunda Intifada. Hay que destacar el incremento de ataques de los colonos, no solo en número, sino también en violencia.
Todo este tipo de acciones están quedando fuera del foco porque la atención está puesta en Gaza, pero nos estamos dando cuenta de que los israelíes también están aprovechando esta situación y todo lo que ya venía ocurriendo se ha incrementado de manera de manera impresionante. En dos semanas se han producido miles de detenciones. Nos dicen que el número de presos palestinos en las cárceles israelíes se ha doblado en las últimas dos semanas.
Como ya habíamos denunciado a principios de año, las poblaciones palestinas que viven en las colinas del sur de Hebrón estaban sujetas a una presión inaguantable, les estaban forzando a desplazarse y a dejar sus tierras. Toda esa presión, toda esa atmósfera coercitiva se está viendo incrementada, y ya hemos sido testigos de familias que han sido desplazadas de manera forzosa. Los ataques de los colonos que antes contábamos de manera semanal hoy están siendo diarios. Todas las noches están entrando en las casas de los palestinos, los están aterrorizando, los están violentando, los están pegando e incluso los están matando. Insisto todo esto que está pasando en Cisjordania está pasando bajo el radar porque todos estamos mirando hacia Gaza, pero la situación en Cisjordania está en unos niveles de tensión que no veíamos desde la Segunda Intifada y si esto continúa así estaremos ante un escenario de nuevo catastrófico también en Cisjordania.
Personal de MSF dentro de Gaza
Los equipos de MSF dentro de la Franja de Gaza están trabajando de manera incansable para poder seguir proveyendo de ayuda humanitaria a la población gazatí. Esto es hoy en día extremadamente difícil; se están jugando literalmente la vida para llegar a los hospitales y una vez dentro de los hospitales saben que no están seguros, puesto que no hay un lugar seguro en Gaza. Están estableciendo turnos como pueden para poder maximizar sus esfuerzos, pero están completamente desbordados y exhaustos. Aun así, siguen trabajando codo con codo con todos los demás trabajadores sanitarios que han decidido quedarse en la zona norte para poder seguir asistiendo a las poblaciones más necesitadas.
Nuestros trabajadores palestinos gazatíes se juegan la vida a diario para seguir proporcionando atención médica a la población gazatí. Y no solo nuestro personal sanitario, sino todo nuestro personal está haciendo todo lo que está en sus manos para intentar hacer todo lo que les resulta posible. Pero, como digo, hoy trabajar dentro de la franja de Gaza es extremadamente difícil.
Estos días compartíamos, aunque difícilmente, mensajes SMS y ahora, de vez en cuando, nos llegan algunos mensajes de WhatsApp de algunos de nuestros colegas en Gaza. Todos ellos tienen esa valentía de agarrar los coches y llevar a las personas de un lado a otro, de llevar todo el material que han podido conseguir. Y no hay que olvidar que, además de estar haciendo su trabajo, ellos mismos son víctimas de esta catástrofe humanitaria; ellos mismos están en peligro.
Por ejemplo, nuestro colega Omar, uno de nuestros logistas, nos contaba ayer o antes de ayer que una casa a tres edificios al lado del suyo había sido el bombardeada y que todos sus ocupantes habían muerto. Eso nos lo contaba él en primera persona... y al día siguiente se levantaba, agarraba nuestro coche y seguía trabajando para los equipos de MSF. El valor que tienen es realmente incalculable”.