Haití, un caso de pandillas de criminales que derrocan al Gobierno: Global Initiative
El Primer Ministro, Ariel Henry, dimitió el 11 de marzo y el consejo presidencial de transición, organismo creado por la Comunidad del Caribe para llenar el vacío, aún no está operativo, señala la organización
Los grupos criminales en Haití siguen siendo representantes y herramientas políticas por lo que la crisis muestra la prevalencia de las relaciones político-criminales en el ejercicio del poder y el papel clave que desempeñan los intermediarios violentos, señala la organización Global Initiative.
“A pesar del papel central desempeñado por las pandillas en el derrocamiento de Henry y los niveles de violencia observados, la crisis actual no se trata de una crisis en la que las pandillas toman el poder. Más bien, se trata de un caso de pandillas que derrocan al gobierno, supuestamente con el apoyo de partidarios políticos y económicos”, critica.
La organización independiente de la sociedad civil, con sede en Ginebra, se cuestiona sobre quién podrá recuperar el poder político y, más importante aún, una apariencia de legitimidad.
“Desde el 29 de febrero, las pandillas –bajo la bandera de la coalición Vivir Juntos (Viv Ansamn, en criollo haitiano)– han intensificado su asedio a la capital, apuntando a instituciones estratégicas. Entre ellas se incluyen dos cárceles, una de ellas la penitenciaría central, de la que se han fugado la mayoría de los reclusos; una docena de comisarías de policía, que han sido saqueadas o destruidas; el aeropuerto internacional, que permanece cerrado; y la terminal portuaria principal”, detalla.
Global Initiative puntualiza sobre el impacto humanitario de los ataques antes mencionados, por ejemplo el que la ciudad está cerrada y más de 15 mil personas han sido desplazadas.
“El hambre y el deterioro de las condiciones sanitarias se ven exacerbados por la destrucción y el saqueo continuos”, especifica para dar a conocer la magnitud de la crisis actual como parte de un deterioro alarmante y continuo de la situación de seguridad del país.
La organización cita cifras de la ONU como la tasa de homicidios en Haití en 2023 de 40.9 por 100 mil habitantes, es decir, más del doble que en 2022 .
Al hacer un recuento de la evolución de la economía política de las pandillas haitianas, Global Initiative narra que entre mediados de 2023 y los ataques de febrero, el ecosistema de pandillas del país ha evolucionado significativamente.
“La alianza G9 y su líder, Jimmy Chérizier, habían ido perdiendo impulso. Si bien Chérizier anunció por primera vez la creación de una “coalición de coaliciones” de pandillas, Viv Ansamn, en septiembre de 2023, el posterior asesinato de “Tyson”, un líder clave del G9, frustró el proyecto. Con la muerte de Iscard Andrice en noviembre de 2023, uno de los cerebros detrás de la coalición, grupos rivales independientes y afiliados a G-Pep ganaron poder, y en los seis meses previos a los ataques no hubo señales de que se estuviera formando una alianza de pandillas”, informa la organización.
“Luego, en diciembre de 2023, resurgió el político haitiano Guy Philippe. Detenido en 2017 y extraditado a Estados Unidos por blanqueo de capitales y tráfico de drogas, fue condenado a nueve años de prisión. Sin embargo, fue liberado anticipadamente y deportado a Haití el 30 de noviembre de 2023. Philippe, que había fundado un grupo paramilitar que ayudó a derrocar al gobierno de Jean-Bertrand Aristide en 2004, regresó espectacular a la escena política, organizando una serie de Manifestaciones en todo el país”, continúa el recuento.
La organización señala que Henry, que había prometido dimitir antes del 7 de febrero de 2024, vio cómo Philippe se convertía en su más fuerte oponente, sin embargo, el 7 de febrero, la promesa de revolución de Philippe se derrumbó.
“Según entrevistas realizadas por la Iniciativa Global Contra el Crimen Organizado Transnacional (GI-TOC) en Puerto Príncipe, Philippe supuestamente no logró conseguir el apoyo de aliados clave en los sectores público, privado y de pandillas. En el último momento, las fuerzas esenciales para su proyecto se desvanecieron. Henry, que contaba con el respaldo de la comunidad internacional, parecía aferrarse al poder por un hilo”.
Los atentados de febrero fue una operación bien planificada
En el recuento, la organización señala que a finales de febrero, Henry asistió a una cumbre de CARICOM en Guyana, que se centró en la crisis haitiana . Aunque varios representantes consideraban a Henry como “parte del problema” , el 28 de febrero, un comunicado de prensa de CARICOM afirmaba que, de facto, permanecería en el poder hasta que se celebraran elecciones en agosto de 2025 .
Detalla que al día siguiente, Puerto Príncipe amaneció envuelto en llamas. Esa tarde, mientras la violencia se intensificaba en la ciudad, Chérizier anunció la formación de Viv Ansamn. Las pandillas se habían unido bajo una sola bandera, abriendo un frente unido sin precedentes contra el Estado.
“La magnitud de las operaciones, lanzadas simultáneamente en varias zonas de la capital, requirió una planificación que no se podría haber hecho de la noche a la mañana. Un vídeo publicado en las redes sociales por el líder de la banda ‘Izo’ el 17 de febrero puede parecer premonitorio. Dirigiéndose a Henry, dijo que si Ariel todavía estaba en el poder, “no era tanto porque él [era] un verdadero líder, sino sólo porque [Izo] y el resto de los líderes de las pandillas [no] habían tomado una decisión sobre todavía’. Además, las entrevistas de GI-TOC en Puerto Príncipe antes de los ataques informaron del movimiento progresivo de hombres armados hacia el centro de la ciudad, sugiriendo un ataque masivo, y informes de los medios de comunicación afirmaron recientemente que la información sobre la invasión de la prisión central el 3 de marzo circuló mucho antes de que sucediera”, revela la organización .
Corredores violentos y una estrategia de máxima presión
Global Initiative señala que desde entonces, Puerto Príncipe ha estado bajo asedio. Pero en lugar de una guerra total, las pandillas parecen estar siguiendo una estrategia de máxima presión, que consiste en ataques intercalados con pausas.
“Más que una decisión tomada únicamente por los líderes de las pandillas, nuestra investigación sugiere que esto puede ser el resultado de las relaciones que aún los unen con sus jefes políticos, quienes podrían estar estableciendo líneas rojas (fluidas) sin renunciar al uso de la violencia con fines políticos”, sigue.
“Además, no debemos dejarnos cegar por la aparente unidad de las pandillas. Viv Ansamn es una tregua política, un momento estratégico de cooperación en un océano de desconfianza entre grupos. Al contrario de lo que sugiere la alianza, cada grupo sigue siendo dueño de su territorio y sería ingenuo pensar en una paz duradera entre las bandas”, detalla.
Revela que aunque la autonomía financiera de las pandillas ha aumentado (a través del tráfico de drogas, la extorsión y el secuestro), esto no las libera de alianzas y negociaciones políticas.
“Lejos de comportarse como insurgentes, los grupos criminales haitianos están más interesados en integrarse o navegar el sistema que en derrocarlo. De hecho, las actividades de las pandillas no son meramente parasitarias: a través de la violencia, han podido posicionarse en control de actividades comerciales cruciales y extraer ganancias de la extorsión que las hizo particularmente poderosas”.
“Por lo tanto, la violencia sigue siendo una herramienta, no un obstáculo, para ganar o mantener el poder. La crisis permite el surgimiento –o el regreso– de agentes violentos clave. Para establecerse como intermediario, un futuro aliado político, o permanecer en el lugar como un “bandido legal”, uno debe parecer confiable, indispensable y poderoso”, concluye la organización internacional.