Con la consigna ‘Patria y vida’ exigen en Cuba liberación de las personas presas políticas y un país libre
Las manifestaciones históricas ocurridas en Cuba desde el 11 de julio son estallidos sociales que llegan después de meses de represión y censura contra aquellas personas disidentes del régimen comunista. Sobre todo artistas, activistas y periodistas independientes han padecido desapariciones, detenciones arbitrarias y restricciones de movilidad por ser críticos con el gobierno del Presidente Díaz-Canel
A Hamlet Lavastida lo detuvieron el 26 de junio por una idea. Después de una intervención a su celular, la policía de Cuba se llevó al artista preso por un mensaje de texto que envió a sus colegas.
En éste, les proponía marcar billetes y monedas cubanas con acrónimos como MSI (Movimiento San Isidro) y 27N (27 de noviembre). La intención sería subrayar la presencia de artistas y activistas organizados como una fuerza disidente del régimen comunista en la isla, pero la acción nunca se concretó.
Aun así, Hamlet lleva más de dos semanas privado de su libertad en la Unidad de Instrucción de la Seguridad del Estado Villa Marista, acusado de “Incitación a Delinquir”, publicó zonadocs.mx.
De la misma manera, en los últimos meses la policía ha desaparecido, detenido arbitrariamente y restringido la movilidad de decenas de artistas y activistas por expresar ideas críticas sobre el gobierno de su país.
Los hechos de censura y represión tienen todo que ver con las manifestaciones históricas del domingo 11 de junio y los siguientes días en más de 50 lugares de Cuba, donde las personas gritaron consignas como: “Libertad” y “No tenemos miedo”.
También coreaban “Patria y vida”, el título de la canción que Maykel Osorbo y otros artistas cubanos que se contrapone a la famosa frase “Patria o muerte” que Fidel Castro tantas veces pronunció como eslogan de la revolución que lideró.
La canción de Maykel retrata parte de los motivos por los que las personas salieron a protestar contra la administración del actual presidente de la isla, Miguel Díaz-Canel.
“Bombo y platillo a los quinientos de la Habana, mientras en casa en las cazuelas ya no tienen jama (comida), ¿Qué celebramos si la gente anda deprisa? Cambiando al Che Guevara y a Martí por la divisa”.
Según información de El Toque, medio de comunicación cubano, debido la situación económica precaria, en aquel país, los productos de primera necesidad y alimentos se comercializan en divisas (monedas extranjeras) desde 2019, lo que complica el acceso a ellos para la mayor parte de la población.
A eso se suma que las principales plantas termoeléctricas del país se han vuelto obsoletas y eso ha causado apagones por más de 12 horas en las últimas semanas. De igual manera la emergencia por Covid-19 se ha agravado. Los registros han roto récords de más de 6 mil nuevos casos por día desde el 9 de julio.
Anamely Ramos, poeta e integrante del Movimiento San Isidro por la defensa de los derechos civiles y culturales en Cuba, concibe el conflicto como “el resultado de 60 años de un estado totalitario que no permite ningún tipo de crítica o propuesta”, donde no hay derecho a disentir. De ahí surgieron los estallidos sociales de los últimos días que ella describe como espontáneos.
“Hay una historia de represión por parte del Estado Cubano, tanto a artistas como a activistas, pero a eso se añade que se han bloqueado todas las iniciativas ciudadanas en materia de derechos civiles [...] No quieren ningún tipo de autonomía desligada de la versión oficial de las cosas, no quieren que haya empoderamiento de la sociedad civil” explica Anamely.
Muestra de ello, según la poeta, es el discurso oficial de su gobierno, en el que siempre se resta legitimidad a las demandas del pueblo por la confrontación de Cuba con Estados Unidos. Esta vez, además, han creado un ambiente de polarización y han impulsado los enfrentamientos entre civiles.
“No vamos a admitir que ningún contrarrevolucionario, mercenario vendido al imperio de los Estados Unidos, vaya a provocar desestabilización en nuestro pueblo. Estamos convocando a los revolucionarios, a los comunistas a que salgan a la calle donde haya provocaciones, enfrentarlas con decisión”, dijo el presidente Díaz-Canel el 11 de julio, durante su comparecencia en televisión nacional.
Hasta el 13 de julio la iniciativa ciudadana Cuba Decide, tenía registro de más de 150 personas que fueron detenidas o estaban desaparecidas debido a la represión por parte de la Policía Nacional Revolucionaria, las brigadas especiales o Boinas Negras y otros agentes vestidos de civiles durante las manifestaciones.
También el 13 de julio, las autoridades del Ministerio del Interior confirmaron la primera muerte causada por los enfrentamientos entre policías y civiles. La víctima es Diubis Laurencio Tejada, de 36 años, en el municipio Arroyo Naranjo, La Habana.
Varios medios de comunicación, entre ellos Periodismo de Barrio, han informado cortes al servicio de Internet a la mayor parte de la isla desde el día que empezaron las protestas. En el Servicio de Información de ETECSA, el único proveedor de telefonía en Cuba, aseguran que su sistema tiene fallas. Sin embargo, las personas saben que los cortes son intencionales porque también sucedieron en manifestaciones pasadas.
“Sí hay descontento popular, el PCC (Partido Comunista de Cuba) no nos representa, sí hay una crisis epidemiológica alarmante, sí reprimen y encarcelan a los artistas y activistas, sí hay violencia policial, sí hay cortes masivos de internet [...] no tenemos garantía de nada, estamos a merced de una dictadura militar. Pero en estos días se demostró que los días de impunidad de este Estado delirante están contados”, dice la poeta cubana Katherine Bisquet.
Cronología de la censura a artistas y activistas
La represión contra artistas y activistas críticos del gobierno cubano escaló desde noviembre del 2020, cuando la policía sacó al rapero Denis Solís de su casa sin una orden de aprehensión. En su Facebook el artista había compartido mensajes sobre la libertad de su país y por eso, en un juicio exprés, fue condenado a ocho meses de cárcel, acusado de “Desacato”.
Denis, que recién cumplió su condena y quedó libre, forma parte del Movimiento San Isidro (MSI), una organización de artistas y activistas del barrio de la Habana que lleva el mismo nombre, y que se fundó el 2018 para oponerse al Decreto 349, que obligaba a los artistas a pedir autorización antes de celebrar cualquier espectáculo o exposición.
Después de la detención de Denis, los integrantes del MSI empezaron una huelga de hambre y sed para exigir la liberación de su compañero. Al décimo día de la acción, el 26 de noviembre de 2020, elementos de seguridad del Estado de Cuba entraron por la fuerza a la sede del Movimiento y desmantelaron la huelga con violencia. A algunas personas como Anamely Ramos y Luis Manuel Otero, las desaparecieron durante horas.
En consecuencia, el 27 de noviembre (27N) más de 400 artistas, activistas y periodistas independientes hicieron un plantón afuera del Ministerio de Cultura en la Habana. Exigían el “derecho a tener derechos”, a expresarle libremente y la liberación de los detenidos.
Desde entonces la vigilancia no ha parado. A algunas personas, sobre todo mujeres, que participaron en la protesta las han retenido por meses en sus casas. Sin que exista una orden oficial, elementos de la policía cercan sus viviendas, les impiden salir y cortan su conexión telefónica y de Internet. Según la cuenta del MSI hay entre 20 y 30 personas en esa situación.
En febrero de 2021 se publicó la canción “Patria y vida” y desde entonces se llevó a cabo una persecución contra los autores. A Maykel Osorbo, que está entre ellos, intentaron detenerlo en más de una ocasión y finalmente se lo llevaron el 18 de mayo. El Comité contra las Desapariciones Forzadas de las Naciones Unidas lo catalogó como desaparecido tras 14 días sin comunicar su situación. Después se informó que estaba en un centro penitenciario por “desobediencia, resistencia y desacato”.
El 30 de abril también fueron detenidas seis personas que se manifestaban pacíficamente en la calle Obispo de La Habana por “desorden público y resistencia”. Entre ellas la activista Thais Marlene Franco, que se encuentra desde entonces en la Correccional de Mujeres el Guatao con problemas graves de salud.
Ante la ola de represión y violencia, el Parlamento Europeo publicó el 9 de junio de 2021 la “Resolución sobre los derechos humanos y la situación política en Cuba”, que asegura que:
“La violación sistémica de los derechos humanos es una práctica habitual de las autoridades cubanas” y que “en abril se registró el mayor grado de represión desde el inicio de 2021. El Observatorio Cubano de Derechos Humanos documentó más de mil 018 acciones represivas contra defensores de los derechos humanos y periodistas independientes, de las cuales 206 fueron detenciones arbitrarias y 13 incluyeron actos de violencia grave”.
Sin que eso repare el daño, Anamely Ramos dice que las protestas de artistas, periodistas y del MSI han tenido un papel importante en la articulación de grupos de oposición al régimen y con ello, mayor posibilidad de alcanzar la libertad para su pueblo.
Las exigencias
De acuerdo con la organización Prisioner Defenders, hasta el 1 de julio había más de 150 presos políticos en Cuba. Después de las manifestaciones de los últimos días se suman muchos más. Dentro y fuera de la isla activistas y organizaciones exigen la liberación de todos ellos y ellas.
En México, Familiares Caminando por Justicia invita a firmar una petición en Change.org en la que exigen la liberación inmediata de Hamlet Lavastida, Thais Marlene Franco Esteban Rodríguez y Maykel Osorbo. De igual manera el fin del hostigamiento a Camila Lobón, Katherine Bisquet, Tania Burgera, Carolina Barrero, Iliana Hernández y a todos los integrantes del MSI.
Anamely Ramos agrega un llamado a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y a la Unión Europea para que se pronuncien en contra del estado de terror en el que se encuentra su país.
“Nuestra exigencia es una sola: libertad, abajo la dictadura. No queremos este sistema totalitario, queremos ser libres, vivir en un sistema democrático donde se respeten todos nuestros derechos ciudadanos, queremos un país sustentable, queremos un país con futuro”, dice también Katherine Bisquet.
El cambio del régimen implicaría también que se acaben los filtros ideológicos para tener acceso a derechos como el trabajo, elecciones libres y cambios constitucionales para que el socialismo deje de ser el sistema político único e irrevocable, explica Anamely.
A largo plazo, buscan que se garantice su derecho a la protesta pacífica, la legitima defensa, la libertad de expresión y a la creación de proyectos artísticos independientes del Estado. Además, que se tomen en cuenta las iniciativas ciudadanas para atender problemáticas sobre la violencia de género, policial y animal.
“El pueblo ha tomado ya las calles. El pueblo ahora tiene el poder sobre su propio destino”, dice Katherine.